El 10 de febrero de 1979 en el marco de una Copa de Verano en La Feliz, el Boca de Lorenzo se enfrentó a la complicada selección de Checoslovaquia. Vale aclarar que pese a ser un partido de pretemporada, el amistoso entre el xeneize, reciente bicampeón de América y campeón del Mundo, y los checos, campeones de Europa 1976, fue tomado muy en serio por todos los protagonistas. Tan en serio, que el partido levantó bastante polémica.
Boca salió con todo y puso a los checos contra las cuerdas. A los veintiuno del primer tiempo estaba 2-0 arriba con goles de Mastrángelo y dominaba completamente el trámite. El partido era un festín y no tardó en bajar el ole de las tribunas del José María Minella. Nadie sospechaba lo que iba a pasar.
Los europeos, inmutables, empezaron a toquetear la pelota en el medio y los jugadores de Boca sintieron el rigor de los médanos que imponía el trabajo de preparación física de los días previos. Y en lugar de bajar un cambio, cerrarse atrás y salir de contra, el xeneize se cebó y quiso golear al rival tal como había hecho River un par de noches atrás. El tema es que no se tuvo en cuenta un detalle: los tipos jugaban a su ritmo, no cambiaban el libreto por nada del mundo y esperaban agazapados a que Boca baje el ritmo infernal con el que había salido.
Cerca de la media hora, en el lapso de cinco minutos y luego de dos llegadas mano a mano rompiendo la trampa del offside, los checos empataron y empezó otro partido, condimentado por algunos fallos insólitos de Teodoro Nitti favoreciendo a los checos. Y Boca se descontroló.
Antes que termine la primera etapa, Pernía vio la roja por protestar un foul dudoso de Santos afuera del área. Todo Boca empezó a pensar más en el árbitro que en el rival y el juez, se mostró con una tendencia alevosa a imponer su personalidad cobrándole todo en contra a una tribuna que lo puteaba de arriba a abajo ante cada fallo.
En el segundo tiempo la cosa tuvo otros ribetes. Boca fundió motor enseguida, no llegó casi nunca al arco de enfrente y los checos metieron como locos para conservar el empate. Pero faltando cinco minutos llegó un tercer gol de Checoslovaquia. Y a la mierda todo. Tras mover del medio, Salinas fue a luchar una pelota al costado y le metió tremendo codazo en la cara a un rival, se ganó la roja y Boca se le fue encima a Nitti. La expulsión fue irreprochable, pero el horno no estaba para bollos. Y el propio Salinas se confesó tras el partido: "...me echó bien, no tengo excusas. Antes había chocado fuerte con el checo y en la jugada de la expulsión, pensé que me iba a bajar. Entonces me prepare con los codos pegados al cuerpo y lo toqué cuando se me venía...".
Tras el final caótico, el Toto se permitió un minuto para analizar varias cosas que había dejado el partido, que de amistoso tuvo poco y nada: "...nos pusimos dos goles arirba con bastante fortuna, aprovechando errores, pero nos empezamos a quedar. En cambio ellos no se pararon nunca. Run, run, run... y nos serrucharon... Nos mataron corriendo...”.
Ante la insistencia del periodismo sobre la floja actuación de Santos, el Toto soltó la lengua y soñó con reforzar el arco e Boca: "...lo puse en lugar de Gatti porque Hugo está lesionado y necesito verlo a Santos, foguearlo en estos partidos. Yo quería a La Volpe pero se hace muy difícil, casi está descartado. Pensé en Delménico pero vamos a ver...”.
Los once que jugaron esa noche fueron Santos, Tano Pernía, Bordón, Mouzo, Colorado Suárez, Chino Benítez, Chapa Suñé, Marito Zanabria, Mastrángelo, Salguero y Mono Perotti.