En plena crisis económica 2009, el vagón de guita que pelaron los coreanos para que LG aparezca en la camiseta de Boca, llenó de satisfacción a la dirigencia de Boca y, para qué negarlo, de orgullo a los hinchas. Los primeros se anotaban un porotazo en su hasta el momento débil gestión, y los segundos soñaban con refuerzos de jerarquía. Hasta acá todo diez puntos. La novela estaba a punto de empezar.
Cuando se presentó oficialmente la camiseta se fue todo al tacho. El logo de LG, aparecía bien rojiblanco y lo más campante (?) como si nada. Muchos hinchas, de los más fundamentalistas, empezaron a tirar la bronca quejándose de tener los colores de River en la camiseta. Se organizaron blogs, banderazos, grupos de Facebook y hasta una especie de boicot para no comprar la ropa y convencer a la multinacional. Pero nada. Los coreanos se escudaron en que el contrato no hablaba de cambiar el color. Entonces la bronca fue apuntada hacia los dirigentes que trataron de zafar con lo que primero tuvieron a mano. Y así lo demostró Marcelo London, integrante del consejo de fútbol: “...cuando nos sentamos a negociar con la gente de LG, nos dijeron que es bordó y que no pensaban cambiar los colores de la empresa. Si era rojo y blanco, ni siquiera nos sentábamos a charlar...". Sin palabras.
Cuando se presentó oficialmente la camiseta se fue todo al tacho. El logo de LG, aparecía bien rojiblanco y lo más campante (?) como si nada. Muchos hinchas, de los más fundamentalistas, empezaron a tirar la bronca quejándose de tener los colores de River en la camiseta. Se organizaron blogs, banderazos, grupos de Facebook y hasta una especie de boicot para no comprar la ropa y convencer a la multinacional. Pero nada. Los coreanos se escudaron en que el contrato no hablaba de cambiar el color. Entonces la bronca fue apuntada hacia los dirigentes que trataron de zafar con lo que primero tuvieron a mano. Y así lo demostró Marcelo London, integrante del consejo de fútbol: “...cuando nos sentamos a negociar con la gente de LG, nos dijeron que es bordó y que no pensaban cambiar los colores de la empresa. Si era rojo y blanco, ni siquiera nos sentábamos a charlar...". Sin palabras.