Calladito la boca y en silencio, Gustavo Hernán Pinto, metió la nada despreciable cantidad de 83 partidos oficiales jugados con la camiseta de Boca. Obviamente no todos los jugó completos, pero no deja de ser un número importante que hasta podríamos decir, es difícil de alcanzar para un pibe surgido de las inferiores.
Volante central con mucha marca, recuperación y corte como características más destacadas, el Chavo tuvo su bautismo de fuego una noche de verano que es recordada por todos. Y por los otros (?) también. Fue el 9 de febrero de 2000 en La Feliz, cuando Bianchi armó un muletto lleno de juveniles para enfrentar a los titulares del River campeón de Ramón Díaz. Tras un comienzo con turbulencias, Boca logró dar vuelta el resultado, llevarse un triunfo 2-1 y dejar en la cornisa al riojano para que presente su renuncia. Lo concreto es que la carrera de Pinto tuvo un arranque con el pie derecho en esa Copa de Verano.
Meses después llegaría la hora de la verdad. Su debut por los puntos. Debut consumado el 21 de mayo de ese 2000 en un triunfo 2-0 contra Central en la Bombonera por la fecha 12 del Clausura. El Chavo formó mediocampo con otros juveniles como Hiena Arce, Seba Battaglia y Turbina Navas. Aprobar, aprobó, pero la verdad es que el foco de atención estaba puesto indudablemente en el plato fuerte que se venía entresemana. Plato que terminaría con un caño de espalda a Yepes, un gol hecho con una muleta (?) y una promesa incumplida por parte de Tolo Gallego.
Volviendo al tema, Pinto no jugó mucho más ese año. Algunos minutos de cabotaje mientras Boca se tiraba a la Libertadores y algo en la siempre ninguneada Copa Mercosur.
El 2001 fue muy distinto. Ya metido en la consideración del hincha y principalmente del Virrey, el Chavo se fue ganando su lugar a base de mucha entrega y mucho orden táctico para cumplir su función dentro del campo de juego. Cualidad recontra valorada por Bianchi. Así fue como participó tanto del Clausura como de la Libertadores a medida que se priorizaba una cosa u otra.
El 20 de marzo, noche de Copa, huelga general en la Argentina y un diluvio torrencial, el Chavo convirtió su primer gol en Boca. Fue ante Cobreloa y sirvió para ganar 1-0 y prácticamente asegurar la clasificación a octavos. Bien por Pinto.
Todo este escenario lo transformó en un soldado siempre listo para la batalla. Y nada de partiditos. De hecho llegó a entrar en las finales contra Cruz Azul en México y contra el Bayern en Japón.
La llegada del Maestro Tabárez en 2002 lo encontró en la misma tónica. Comodín en el mediocampo y 100% lucha en varios partidos. No iba a cambiar el panorama en 2003 con el regreso de Bianchi. Pero evidentemente su cuarto de hora había pasado y el rodaje fue menor. Le metió gol al Globo en Parque Patricios en la goleada 4-0 del Clausura y entró unos minutos en otro 4-0, el baile infernal al América de Cali en la semifinal de la Libertadores, jugando ahí en Colombia su último partido importante.
Al finalizar ese primer semestre de 2003, se fue del club dejando 83 partidos, 2 goles y un montón de camisetas transpiradas en la utilería. Su carrera siguió en el Torpedo Metallurg y el FK Moscú de Rusia, el Emelec de Ecuador y Olimpo de Bahía Blanca con un breve tour en Godoy Cruz de Mendoza.
Volante central con mucha marca, recuperación y corte como características más destacadas, el Chavo tuvo su bautismo de fuego una noche de verano que es recordada por todos. Y por los otros (?) también. Fue el 9 de febrero de 2000 en La Feliz, cuando Bianchi armó un muletto lleno de juveniles para enfrentar a los titulares del River campeón de Ramón Díaz. Tras un comienzo con turbulencias, Boca logró dar vuelta el resultado, llevarse un triunfo 2-1 y dejar en la cornisa al riojano para que presente su renuncia. Lo concreto es que la carrera de Pinto tuvo un arranque con el pie derecho en esa Copa de Verano.
Meses después llegaría la hora de la verdad. Su debut por los puntos. Debut consumado el 21 de mayo de ese 2000 en un triunfo 2-0 contra Central en la Bombonera por la fecha 12 del Clausura. El Chavo formó mediocampo con otros juveniles como Hiena Arce, Seba Battaglia y Turbina Navas. Aprobar, aprobó, pero la verdad es que el foco de atención estaba puesto indudablemente en el plato fuerte que se venía entresemana. Plato que terminaría con un caño de espalda a Yepes, un gol hecho con una muleta (?) y una promesa incumplida por parte de Tolo Gallego.
Volviendo al tema, Pinto no jugó mucho más ese año. Algunos minutos de cabotaje mientras Boca se tiraba a la Libertadores y algo en la siempre ninguneada Copa Mercosur.
El 2001 fue muy distinto. Ya metido en la consideración del hincha y principalmente del Virrey, el Chavo se fue ganando su lugar a base de mucha entrega y mucho orden táctico para cumplir su función dentro del campo de juego. Cualidad recontra valorada por Bianchi. Así fue como participó tanto del Clausura como de la Libertadores a medida que se priorizaba una cosa u otra.
El 20 de marzo, noche de Copa, huelga general en la Argentina y un diluvio torrencial, el Chavo convirtió su primer gol en Boca. Fue ante Cobreloa y sirvió para ganar 1-0 y prácticamente asegurar la clasificación a octavos. Bien por Pinto.
Todo este escenario lo transformó en un soldado siempre listo para la batalla. Y nada de partiditos. De hecho llegó a entrar en las finales contra Cruz Azul en México y contra el Bayern en Japón.
La llegada del Maestro Tabárez en 2002 lo encontró en la misma tónica. Comodín en el mediocampo y 100% lucha en varios partidos. No iba a cambiar el panorama en 2003 con el regreso de Bianchi. Pero evidentemente su cuarto de hora había pasado y el rodaje fue menor. Le metió gol al Globo en Parque Patricios en la goleada 4-0 del Clausura y entró unos minutos en otro 4-0, el baile infernal al América de Cali en la semifinal de la Libertadores, jugando ahí en Colombia su último partido importante.
Al finalizar ese primer semestre de 2003, se fue del club dejando 83 partidos, 2 goles y un montón de camisetas transpiradas en la utilería. Su carrera siguió en el Torpedo Metallurg y el FK Moscú de Rusia, el Emelec de Ecuador y Olimpo de Bahía Blanca con un breve tour en Godoy Cruz de Mendoza.