Menos mal que los hechos que dan lugar a este post no pasaron en la cancha de Boca. De haber sido así, el castigo seguramente hubiera sido ejemplificador y nos hubiéramos quedado sin Bombonera por varios domingos. Gracias a Dios todo pasó en el estadio Vespucio Liberti, así que no pasó nada. Está todo más que bien (?).
El domingo 17 de octubre de 1993, Boca le ganó 1-0 a River por la sexta fecha del Apertura. La victoria, dentro de lo previsible, encima contó con el plus de llegar en medio de una pobre campaña y pese a tener un técnico como Habegger. Por eso el clima de fiesta en el vestuario visitante duró algo más de lo previsto. Y esa demora fue el condimento clave en todo lo que vino después.
Ya con la Federal seguramente mangueando muzzarellas a lo loco bien lejos de la cancha, la retirada de un rezagado Beto Acosta fue en medio de un importante bardo. Con el playón de estacionamiento casi desierto, el autor del gol se las picaba tranquilo bolsito al hombro, cuando un hincha millonario lo corrió de atrás varios metros y le tiró con lo que quedaba de Coca-Cola en su vaso. Inmediatamente el Beto se dio vuelta, lo encaró y la verdad, no sabemos si el pibe de camiseta de River lo invitó a pelear o no, pero lo concreto es que Acosta se le fue encima al toque. Forcejearon unos segundos hasta que aparecieron más refuerzos hinchas millonarios para agredir y el Beto, lejos de rajarse, se plantó y empezó a dar y a recibir a lo loco. Unos periodistas que ya se iban y justo pasaron se metieron a separar y evitaron que todavía se estén dando sin asco el incidente tomara otra dimensión.