Muy pelotuda temperamental terminó siendo la reacción de Carlos “Cacho” Córdoba la tarde del 20 de marzo de 1983 en una Bombonera colmada para presenciar el partido contra Instituto por la segunda fecha del campeonato Nacional.
Y no tanto por haberle aplicado un puñetazo en la cara a Luis Oropel, defensor de La Gloria, sino como por haberlo hecho a los 7 minutos del primer tiempo y con Pancho Lamolina al lado mientras traba de separar una montonera (?) de jugadores en mitad de cancha. Roja grande como una casa y partido hipotecado que, pese a semejante ventaja, Boca pudo sacar adelante ganando 2-0 con goles de J.J. López y Oscar Ruggeri, ambos en el segundo tiempo.
En los vestuarios, Oropel atendió al defensor de Boca, micrófono de por medio, pero con muchísimo sentido común: “...lo que hizo Córdoba no se puede creer. Me metió un puñete en la boca y me abrió el labio por dentro. Creo que no es muy inteligente. Boca ganó y ahora nadie se acuerda de su expulsión. Pero si perdían ¿qué pasaba? Se hizo echar apenas empezó el partido...”.