Medida totalmente piedra improductiva si las hubo, los organismos encargados de la seguridad allá por 2002 sugirieron la salida conjunta de Boca y River al campo de juego minutos antes de enfrentarse en la Bombonera por la fecha 6 del Clausura.
Decimos totalmente improductiva porque a la hora de los bifes, significaba nada en la lucha contra los violentos. De hecho hubo que hacer durante la semana previa una especie de cónclave secreto donde cada barra se comprometió por separado a tener una tarde en paz. Los graves incidentes meses antes en Mar del Plata y Mendoza eran un pésimo antecedente que prometía un nuevo capítulo en las calles de La Boca y sus alrededores.
Algunos protagonistas trataron de defender la movida. Como por ejemplo Ángel David Comizzo: “...salir juntos por el túnel es una medida muy buena. Es una colaboración nuestra...". En cambio el Mellizo Guillermo fue bastante más analítico: "...la violencia me parece que no es propia del fútbol. Es un fenómeno que excede a un simple espectáculo deportivo. En la cancha pasa lo mismo que en la calle. ¿O alguien piensa que la violencia la generan los jugadores? Por ahí alguno lo cree, pero esto va más allá... Ojalá que el fútbol se cure de esta enfermedad pronto, porque así lo único que se consigue es que la gente se aleje cada día un poco más de algo que le pertenece...".
Como ya se sabía de antemano la iniciativa, los hinchas de River se quedaron casi en silencio y no tiraron papelitos sino que los guardaron para la salida de su equipo luego del entretiempo. Muy ingeniosos (?). La gente de Boca hizo tripas corazón y puso su aliento, como siempre, para recibir al cuadro del Maestro Tabárez. Entre paréntesis, el uruguayo se jugaba unas cuantas fichas esa lluviosa tarde del 10 de marzo. Cuatro puntos atrás de River en la tabla y sin Riquelme, por haberse lesionado por culpa suya (?) en un rato jugado contra Wanderers por la Libertadores.
A la hora pactada salieron todos juntitos por el túnel local y la Bombonera se preparó para una nueva edición del superclásico. Un hecho totalmente atípico para esa época que fue el inicio de una tarde que terminó con Boca perdiendo 0-3 en la cancha pero sumando más hinchas. El maravilloso espectáculo de toda la Bombonera alentando a su equipo bajo a la lluvia pese a la goleada en contra provocó la admiración de Robbie Baggio.