Si hubiera que armar un top cinco de las incorporaciones más descolgadas en la historia del club, seguramente habría que hacerle un merecido lugar a la llegada de Arley José Dinas. Porque para ser sinceros el desembarco del colombiano no tuvo absolutamente nada que ver con nada.
Y si no, que alguien con mucha imaginación trate de explicar por qué se trajo a un marcador central cafetero, desconocido, limitado, ya con 28 pirulos sobre el lomo y sin ninguna chance de meterlo en una futura transacción a Europa. Para completar el panorama, el puesto estaba bastante cubierto con Nico Burdisso, el flaco Schiavi, Crosa y César el Beto González.
Entonces, ¿por qué Dinas llegó a Boca? Comentarios muy off the record, de esos que son casi imposibles de probar, siempre apuntaron a una especie de apuesta que recibió el representante del defensor. Y el empresario, sólo para mostrar su poder y sus contactos, juró a su desafiante que era capaz de llevar en cuanto se lo propusiera a un Dinas casi de vuelta al mismísimo Boca Juniors de la Argentina.
Lo cierto es que de buenas a primeras se cerró la operación y el colombiano se preparó para llegar a La Boca en septiembre de 2002. Y según declaraciones del propio Dinas, la idea le cerraba: "...ya está todo acordado, así que en las próximas horas viajaré hacia Buenos Aires. Juego de centrocampista o de defensor y tengo mucha expectativa por llegar a un club como el Boca...".
A la hora de calzarse los cortos, lo de Dinas duró nada. Técnicamente fueron 2 partidos, aunque en realidad fue 1 y medio. Disputó la llave de octavos de final frente al Lobo por la Sudamericana. Jugó los noventa en la derrota 1-3 en el Bosque (11 de septiembre) y los primeros cuarenta y cinco en la revancha 0-0 en Salta (una semana después). En ese entretiempo, el Maestro Tabárez lo sacó para quemar las naves con el Equi González.
Tras la eliminación armó los bolsos y se fue silbando tan bajito como cuando llegó.
Su carrera, iniciada en el América de Cali, tres ciclos en el Deportes Tolima, Deportivo Cali y un paso bizarro por el Bellmare Hiatsuka de Japón, siguió en Millonarios de Bogotá.
Para el final nos gustaría saber si en su corta estadía, por lo menos habrá tenido tiempo de hacerse una escapada para probar la fugazzeta de Banchero y sacarse un par de fotos en Caminito. Ojalá que sí.