Que la camiseta de Boca pesa varias toneladas no es ninguna novedad. Y hay un montón de casos que lo prueban. Podemos discutir un rato largo las causas, pero lo concreto es que infinidad de cracks y goleadores seriales se pusieron la azul y oro en el pecho y fue como tirarle un balde de agua a una vela.
Y un caso bastante llamativo fue el de Héctor Horacio Scotta. Temible delantero goleador en todos los clubes por donde pasó, incluso hombre récord con la camiseta del Ciclón, arribó a Boca a mediados de 1982 para encarar la disputa del Metropolitano y de la Libertadores.
Encima la tarde de su debut fue como para soñar a lo grande. Por la primera fecha, Boca perdía 0-1 contra Central en Arroyito y Faraone, jugado por jugado, lo mandó a la cancha faltando quince minutos por Julio Apariente. Y el Gringo cumplió. Porque a los 41 del segundo tiempo, persiguió un pelotazo sin destino, y tirándose al piso primereó al defensor canalla y se la puso abajo a Carnevali para salvar las papas y empatar el partido. Puro olfato de goleador.
Semejante estreno encendió a la ilusión y el comentario obligado era que la nueva incorporación tenía todos los números para ser el goleador del campeonato.
Para colmo, a los dos o tres partidos, el Gringo tuvo su bautismo en una Bombonera llena. En un partido chivísimo contra Estudiantes, con un cabezazo bombeado en el arco que da al Riachuelo, se la clavó en el ángulo a Delménico para que Boca gane 1-0. La cosa pintaba de maravillas.
Pero, por lo menos para Scotta, lo bueno duró poco. Increíblemente no pudo hacer más goles y eso le fue haciendo perder lugar en el equipo. Tras jugar algunos partidos de la Copa y varios de ese Metro, el Gringo abandonó el club dejando una enorme decepción en la hinchada.
¿Habrán influido los 32 pirulos que tenía al llegar a Boca? Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que de los 276 goles que hizo en toda su carrera, sólo 2 fueron en Boca. Y 2 goles en 15 partidos es nada para las enormes expectativas que se habían generado.
Para poner un ejemplo a los de veintipico o menos, es como que hoy día Martín Palermo vaya a San Lorenzo y haga sólo dos goles en una temporada.
Su carrera, extensa, incluyó a Unión, San Lorenzo, Ferro, Gremio de Brasil, Sevilla de España, Nueva Chicago, All Boys, Deportivo Armenio, Villa Dálmine y San Miguel.