Muchos años antes de que apareciera Vinos Maravilla en la camiseta de Boca y sobre todo, mucho tiempo antes de que los equipos de fútbol vendieran espacios de publicidad en sus vestimentas, el xeneize recibió una propuesta imposible de rechazar.
La marca de gaseosas Crush contactó a Alberto J. Armando y le puso una jugosa carnada firmando un contrato de exclusividad con la Ciudad Deportiva de Boca Juniors, predio ubicado en la Costanera Sur y en plena etapa de construcción, donde el Puma soñaba con la quimera de levantar un tremendo estadio.
Pero el contrato, que obligaba a Crush a desembolsar 60 millones de pesos, incluía un pequeño detalle. La tercera, la reserva y la primera debían salir al campo de juego y formar ante los fotògrafos llevando un buzo con la publicidad en el pecho y en la espalda. Y así fue nomás como Boca asomó las narices al pasto cada domingo durante el primer semestre de 1967.
Los buzos eran de color azul y lucían, más grande imposible, el óvalo de la marca con los colores naranja y blanco. En la foto vemos alineados de izquierda a derecha a Muñeco Madurga, Menéndez, Rojas, Zarich y Pocho Pianetti.