Nadie puede saber lo que el destino le tiene preparado a cada jugador que haya gozado de la fama que da Boca. En el mejor de los casos será el éxito, en la mayoría la intrascendencia y en algunos otros, la tragedia. Sin dudas en este último grupo podemos sumar a Ignacio Ramón Peña, que a diferencia de un Lucas Viatri o un Rata Rodríguez, su percance con la justicia fue bastante más dramático. Pero empecemos por el principio.
Nacido el 31 de julio de 1949 en Formosa, el Chango surgió de las inferiores boquenses a fines de la década del sesenta. Su irrupción en el Boca de Alfredo Di Stéfano como puntero izquierdo, causó sensación en propios y extraños por las altas dosis de potrero, guapeza y atrevimiento que mostró ni bien pudo. Su debut oficial ya marca un hito. Ese día, 29 de junio de 1969, Boca goleó a Independiente 4-1 en la Bombonera y Peña se anotó con un gol.
A ese estreno con el pie derecho por el Metropolitano 1969, le siguieron más partidos y más goles por la ninguneada Copa Argentina. Con el correr de los años se ganó un nombre y más que nada un lugar en el equipo. Su estadística es meritoria: 91 partidos oficiales y 23 goles convertidos. Estuvo en el club hasta 1972 y su carrera siguió por Estudiantes, Stade Reims de Francia, Central, San Lorenzo y más tarde en Bolivia con las camisetas de The Strongest y San José de Oruro.
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En la época de The Strongest, año 1982, Peña acusaba 33 años y lejos de pensar en el retiro, seguía destacándose. Hasta que ocurrió lo imprevisto.
El 31 de octubre de 1982, Peña fue detenido y acusado de asesinar a su novia Zulema Flores Andrade, diez años menor que él. El propio Peña pudo contar su versión algunos meses después desde la prisión de San Pedro, en La Paz: “...el sábado 30 habíamos estado en una reunión. Era el casamiento del hijo de Néstor Dávila, el que fue presidente de The Strongest. Yo era el padrino de copas, porque acá cuando uno se casa tiene padrino de copas, padrino de orquesta. Yo fui con esta chica y estábamos con copas encima... Habíamos tomado. Y después fuimos a mi casa y tuvimos una discusión como puede tener cualquier pareja normal. Yo grité un poco y un vecino salió a decir que no hiciéramos ruido. Entonces yo le dije que no se metiera en mis cosas, que mis asuntos los arreglaba yo personalmente. Eran las tres y media de la mañana o las cuatro menos cuarto. El vecino me dijo “Váyase a descansar”. Yo estaba con esa persona en el pasillo... y en ese momento se ve que la chica se metió en mi departamento... Habrá pasado una cosa de diez segundos, doce a lo máximo. Yo entro y la llamo, miro al salón y no está, miro a la pieza y la veo que está sentada sobre el balcón, como a siete metros de mi. Ella me miró y me dijo “Chau Ignacio” y se tiró...".
El departamento del Chango era en un octavo piso. Así que los minutos que siguieron se deben haber hecho interminables: "...bajé desesperado... Corrí, lloré creo. Llamé a la radiopatrulla, al 110 que son los que se encargan de crímenes y esas cosas. Llamé a algunos amigos. No tenía la fuerza necesaria para hablar con los padres. En eso llegó un detective y le pedí que él los llamara. Hablé con el técnico del Strongest, el profesor Aramendi. Le dije: “Venga Profe, por favor, venga rápido que tengo un problema terrible”. Subí y volví a hablar con el vecino, el tipo con el que había estado discutiendo. Le golpeé la puerta como un loco, mientras gritaba y lloraba. Me abrió y le dije: “Mirá hermano, la chica se ha matado”... No sabía qué hacer... En doce segundos, en esas circunstancias, nunca podés cometer un crimen, además si vos querés matar a una persona... que sé yo, tiene que gritar, resistirse, hacer barullo...¿O no?...”.
Peña fue llevado inmediatamente a la Dirección de Investigación Nacional. Allí estuvo 37 días hasta que los padres de la chica presentaron una denuncia formal contra el Chango acusándolo de haber tirado por la ventana a su hija.
La mayoría de sus compañeros de The Strongest optaron por el silencio. El único que alzó la voz para defenderlo fue Eduardo Angulo. Bah, defenderlo es una forma de decir: "...posiblemente yo haya sido el compañero que más lo haya aonsejado. Ignacio no se cuidaba mucho y yo trataba de ayudarlo. Le decia “Mirá hermano, cuidate. Vos sos un ídolo, te quieren todos, tenés que responderle a la gente”.... Pero había veces en las que parecía no entender razones. Para mí siempre fue un gran muchacho, bueno... cuando andaba sano. Le gustaba tomar. Ahora yo creo que nadie puede dar un juicio exacto de lo que pasó porque todo lo que se sabe es muy superficial. Ojalá salga pronto. Es un buen tipo con nobles sentimientos...".
Tras el yunque que le tiró Angulo, Peña fue llevado a los Tribunales y luego fue encerrado en la cárcel de San Pedro. Se le puso una fianza de 5.000 dolares. Cifra imposible de pagar por el Chango, quien enseguida empezó a repasar mentalmente como hacerse de la plata: "...posiblemente reciba ayuda de algunos amigos que tengo en Buenos Aires. El Tano Novello, Rojitas, ahora Pachamé que está acá con el Juvenil. Vamos a ver... ojalá se pueda solucionar esto. Soy inocente. También me queda la posibilidad de vender mi pase o darlo a préstamo. Es mío y por ahí lo puedo negociar desde acá adentro... tal vez me vaya a Ecuador. Se que me quiere el Cuenca... y bueno... si vendo mi préstamo a 9.000 dólares, salgo, sigo jugando que es lo que quiero y encima me queda algo de plata para mí. Me mantengo bien. Salgo a correr por la cárcel, pero no hay mucho lugar...”.
.La verdad es que no sabemos los detalles de cómo siguió el caso, pero estamos en condiciones de suponer que, abogados mediante, zafó bastante bien y la sacó baratísima. Ya que lo último que pudimos averiguar del Chango es que en 1984 jugó para San José de Oruro y en 1985 regresó a The Strongest en donde estuvo hasta 1987, año en que pegó la vuelta a San José.