martes, 11 de agosto de 2009

Barcelona 2 - Boca 3


El 11 de agosto de 1999, los bicampeones del fútbol argentino y español fueron empujados por Nike para enfrentarse en la ciudad de Alicante. Y para darle un poco más de bombo a la movida se puso en juego el Trofeo de los Campeones. Un poco obvio, pero lindo nombre para manijear un partido que puede ser recordado por varios motivos.
El primero es por la enorme decepción del público local al ver que el Barcelona salía a la cancha sin Rivaldo, Guardiola, Luis Enrique, Figo y Kluivert. Y Boca, para no ser menos, dejaba en el banco a Palermo y Riquelme. Dos de las figuras con las que se había promocionado el encuentro.
Otro motivo para no olvidarse del choque, es el enorme triunfo que metió Boca esa noche. Fue un 3-2 con goles de Barijho, Leche La Paglia y Palermo. Si bien es verdad que Boca se tiró un poco atrás, supo aguantarlo bien al Barza para salir rápido y sacarle todo el jugo a cada uno de sus ataques. Y no es casualidad el once que mandó Bianchi a la cancha. Toda la experiencia atrás con la defensa titular y muchas fichas de mitad de cancha para adelante. A saber: Oscar Córdoba, Ibarra, Patrón Bermúdez, Samuel, Vasco Arruabarrena, mellizo Gustavo, Pepe Basualdo, Traverso, La Paglia, Barijho y mellizo Guillermo.
A medida que pasaban los minutos y Van Gaal estaba más serio que de costumbre, el holandés empezó a mandar a la cancha a sus estrellas. Entraron Figo, Kluivert y Cocu. Y el Virrey, pillo, también empezó a jugar sus cartas fuertes. Fue poniendo a Cagna, Serna, Riquelme y Palermo.
Pero hay más motivos para no olvidarse nunca de este partido. Porque en el primer gol de Boca, la pelota jamás entró al arco.

Porque lo que bailó el Vasco Arruabarrena con Figo no tiene nombre y porque lo que jugó Riquelme tampoco. Con todo el repertorio de pisadas, gambetas y cambios de frente a full, prácticamente se adueñó del partido. Y el tener la pelota debajo de la suela todo el tiempo cautivó a boquenses y catalanes por igual. Como si fuera poco, el “tomá y hacelo” a Palermo en el tercer gol, seguramente le debe haber sumado varios porotos para su posterior venta al Barcelona.

Pero somos muchos los que no podemos olvidarnos de este amistoso por un hecho extrafutbolístico y, para ser sinceros, delictivo. Porque la imagen de Chipi Barijho arrebatándole una cadenita de oro al defensor holandés Winston Bogarde (foto luciendo sus cadenas) y llevándola al banco de suplentes para que se la guarden es de colección.
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(Muchas gracias a Guille por los videos)