La verdad que más allá de sus quiebres de cintura y sus goles a River, a Gambetita hay que reconocerle una virtud. Tras su ida del club, se las rebuscó para seguir ganándose la bronca de unos cuantos hinchas. Algunos prefirieron pensar más en sus logros (?) con la azul y oro, pero a otros nos fue imposible.
Y ya no hablamos del bochorno de taparse la nariz frente a la hinchada de Boca con la camiseta de Racing puesta. En diciembre de 1998, cuando ya le quedaba muy poca vida en la Academia, juntó fuerzas y se tiró a la pileta mangueando una oportunidad en River (click en la imagen para ampliarla, poder leerla y tratar de entenderla). Como podemos leer, a Dieguito no se le cayeron los anillos y vendió todo el humo posible para hacer de Núñez su lugar en el mundo.
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(Gracias a No llegaron al Olimpo por la colaboración)