El año 1967 fue revolucionario en el fútbol argentino. Se crearon, a instancias de Valentín Suarez, los torneos Metropolitano y Nacional dando cabida por primera vez en la historia a los equipos del interior del país.
Para Boca fue futbolísticamente pobrísimo. Cuarto en el Metro, no pudo acceder a las finales y apuntó todo al recién nacido Torneo Nacional. El fixture para este primer torneo fue diseñado en forma muy particular. En las primeras fechas los grandes del fútbol argentino más Velez, Estudiantes y Rosario debían enfrentar a los cuatro equipos debutantes del interior más los “chicos” de la Capital y recién después enfrentarse entre ellos.
Boca comenzó a los tumbos y encima tuvo el honor (?) de ser el primer grande del fútbol argentino en ser derrotado por un equipo del interior en su propia cancha. En la quinta fecha del torneo, Central Córdoba de Santiago del Estero lo venció por 2 a 1 ante la sorpresa de todo el mundo futbolístico.
Este andar irregular del equipo provocó la renuncia del técnico Adolfo Pedernera y entonces al visionario de Don Alberto J. Armando se le ocurrió otra de sus “locuras”: ofrecerle la dirección técnica del equipo al uruguayo Alcides Vicente Silveira, de tan solo 28 años. ¿Qué tenía de raro esto? Pues que Silveira era en esos momentos el número 6 titular del equipo.
En su primer reportaje en la revista El Gráfico dijo frases que después se le volverían en contra, tales como “…para Dt soy un fenómeno...” o “...si sigo, el año que viene Boca gana el campeonato por 10 puntos de ventaja...”. Y desde ya la “...si no salgo campeón devuelvo la plata...”.
Se pensó que el uruguayo dejaría de jugar, pero no fue así. Armó el equipo para su debut frente a Lanús en la Bombonera y ¡se incluyó a si mismo!. O sea ¡se autodirigió! Fue triunfo por 3 a 1, pero nadie se imaginaba lo que se venía.
Siete días después en Boedo, Silveira sufrió doblemente, como jugador y técnico, una de las más catastróficas derrotas de Boca. San Lorenzo lo venció por 4 a 0, convirtiendo, en sólo 30 minutos los cuatros goles el “Bambino Veira” (mas allá de ser de los Cuervos ¡qué jugador!, ¡qué zurda maravillosa!). Cuentan que la hinchada de Boca abandonó masivamente el Gasómetro al terminar el primer tiempo.
Lo mejor de ese Nacional fue el triunfo frente a River, de visitante, por 1 a 0 con un golazo del “Tano” Nicolás Novello (excepcional jugador, retirado muy joven por sus lesiones) que nuevamente dejo a River fuera de la pelea por el título.
Terminado ese año, se empezó preparar con todo para en 1968 volver a los éxitos. Se reforzó el equipo con los brasileños Cardoso y Texeira Lima, de Gimnasia llegaron Pardo y Rogel, de Atlanta arribaron Cabrera y Fernández, de Perú quien luego sería uno de los grandes centrales de la historia de Boca: Julio Meléndez Calderón, y de Uruguay un volante precedido de los mejores antecedentes: Milton Viera (¡¡fracaso total!).
En los primeros partidos el uruguayo no se incluyó en el equipo (muchos pensaron que definitivamente), pero, ante la irregularidad y los malos resultados en la cuarta fecha volvió a ponerse a sí mismo de titular. Jugó tres partidos en su doble condición y después de un pobre empate 1 a 1 frente a River presentó la renuncia como DT y siguió como jugador, jugando solamente dos partidos más en la primera de Boca.
Los malos resultados y su fuerte personalidad, que lo llevó a tener choques muy frecuentes con los referentes del plantel, sellaron su destino y le pusieron fin a tan singular experiencia.
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Autor Jorge Claudio Joffrés