Después de un 1967 muy pobre futbolísticamente hablando, los dirigentes de Boca deciden reforzar el plantel y uno de los elegidos para eso es el jugador de Gimnasia y Esgrima La Plata, Mario Pardo. Sus muy buenas actuaciones durante el último torneo y sus características de delantero potente, rápido y goleador impulsaron su contratación. Sin embargo, al negociar su pase se presenta una complicación inesperada: los dirigentes del Lobo sólo acceden a su transferencia si Boca además agrega el pase de Roberto Domingo Rogel, defensor central en conflicto con el club y acusado por la hinchada platense de ir a menos en un partido (vieja historia de los triperos repetida varias veces en su historia). No muy convencidos, los dirigentes boquenses terminan accediendo y los dos jugadores desembarcan en la ribera para el Metro 68.
La actuación de Mario Pardo fue pobrísima. Solo jugó 10 partidos oficiales y convirtió 3 goles. Lo único destacable fue que uno de esos 3 goles fue contra River en el empate 1 a 1 en La Bombonera. En el 69 emigró a Banfield, volvió a Boca en el 70, prácticamente no jugó y finalizó su carera en Chile y en equipos del ascenso en la AFA.
En cambio, al valor agregado, Roberto Rogel, le bastaron pocos partidos para adueñarse de la casaca número 6 de Boca y tomar el puesto ocupado hasta esos momentos por el inolvidable brasileño Orlando y luego por el temperamental uruguayo Alcides Silveira.
Jugó durante siete años como titular, formó una inolvidable pareja central con el peruano Julio Meléndez Calderón, disputó mas de 400 partidos con la camiseta de Boca (302 oficiales), convirtió 20 goles y se ganó un lugar en el corazón de todos los boquenses.
Roberto “Conejo” Rogel, nacido futbolísticamente en Gimnasia y Esgrima de Mendoza, era un marcador central rápido, fuerte, potente, de gran cabezazo en las dos áreas, con mucha garra y temperamento y dueño de una gran personalidad. Fue convocado a la selección nacional donde jugó varios partidos y fue el autor del primer gol del seleccionado argentino en la era Menotti, en un amistoso contra España a fines del 74.
En el clásico jugado en la Bombonera por el Metro 75, en un avance de River corría apareado con Morete, cuando, de golpe, se vio caer al jugador millonario y nadie tuvo idea del porqué. Rogel le había propinado un tremendo codazo en la sien derecha que desmayó al delantero. Ni el árbitro, ni los líneas, ni los propios compañeros o rivales vieron nada. Fue quirúrgica la acción del mendocino. No recuerdo si las cámaras de TV llegaron a captar la agresión. En esas épocas no había tantas cámaras como ahora. De todas formas, por influencia del periodismo y ante las quejas de todos los gallinas (¡¡llevaban 18 años sin mojar!!) lo sancionaron de oficio con 6 fechas de suspensión.
En el mismo 75 entró en conflicto con Don Alberto J. Armando y al poco tiempo emigró a México, volvió a Central y luego de un breve paso por Colombia se retiró y fue técnico.
Fue pieza fundamental en los campeonatos del 69 y 70 y dejó un recuerdo imborrable en el universo boquense.
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Autor Jorge Claudio Joffrés
La actuación de Mario Pardo fue pobrísima. Solo jugó 10 partidos oficiales y convirtió 3 goles. Lo único destacable fue que uno de esos 3 goles fue contra River en el empate 1 a 1 en La Bombonera. En el 69 emigró a Banfield, volvió a Boca en el 70, prácticamente no jugó y finalizó su carera en Chile y en equipos del ascenso en la AFA.
En cambio, al valor agregado, Roberto Rogel, le bastaron pocos partidos para adueñarse de la casaca número 6 de Boca y tomar el puesto ocupado hasta esos momentos por el inolvidable brasileño Orlando y luego por el temperamental uruguayo Alcides Silveira.
Jugó durante siete años como titular, formó una inolvidable pareja central con el peruano Julio Meléndez Calderón, disputó mas de 400 partidos con la camiseta de Boca (302 oficiales), convirtió 20 goles y se ganó un lugar en el corazón de todos los boquenses.
Roberto “Conejo” Rogel, nacido futbolísticamente en Gimnasia y Esgrima de Mendoza, era un marcador central rápido, fuerte, potente, de gran cabezazo en las dos áreas, con mucha garra y temperamento y dueño de una gran personalidad. Fue convocado a la selección nacional donde jugó varios partidos y fue el autor del primer gol del seleccionado argentino en la era Menotti, en un amistoso contra España a fines del 74.
En el clásico jugado en la Bombonera por el Metro 75, en un avance de River corría apareado con Morete, cuando, de golpe, se vio caer al jugador millonario y nadie tuvo idea del porqué. Rogel le había propinado un tremendo codazo en la sien derecha que desmayó al delantero. Ni el árbitro, ni los líneas, ni los propios compañeros o rivales vieron nada. Fue quirúrgica la acción del mendocino. No recuerdo si las cámaras de TV llegaron a captar la agresión. En esas épocas no había tantas cámaras como ahora. De todas formas, por influencia del periodismo y ante las quejas de todos los gallinas (¡¡llevaban 18 años sin mojar!!) lo sancionaron de oficio con 6 fechas de suspensión.
En el mismo 75 entró en conflicto con Don Alberto J. Armando y al poco tiempo emigró a México, volvió a Central y luego de un breve paso por Colombia se retiró y fue técnico.
Fue pieza fundamental en los campeonatos del 69 y 70 y dejó un recuerdo imborrable en el universo boquense.
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Autor Jorge Claudio Joffrés