Convengamos que llamar gol fantasma a una jugada que claramente no terminó en gol, es una forma más o menos decente de ponerle un título a este post. Pero ojo. Lo ocurrido aquel domingo 20 de septiembre de 2009 no fue un regalo ni de Furchi ni del línea Rastelli. En todo caso nos devolvieron por ejemplo aquél puto gol del Beto Camps en cancha de Vélez en 1996, el día que Castrilli armó un desastre que terminó 5-1 para el Fortín.
El partido en cuestión, Boca - Godoy Cruz en la Bombonera por la quinta fecha del Apertura 2009, mostró a un Alfio Basile muy nervioso desde el arranque. Bah (?), en realidad muy nervioso desde la previa en la que se despachó con una frase bien suya: “si no ganamos, marchamos”. Eso, más el cagadón de Julio César Cáceres a los 5 minutos que terminó en gol del Tomba, lo debe haber puesto con los pelos de punta.
La cosa es que a los 37 del primer tiempo y con la gente inclinando la cancha en pos del empate, Boca se despertó de la siesta y se despachó con una jugada de gol sobre el arco de Casa Amarilla. Palermo tiró un centro desde la izquierda, Cáceres metió un cabezazo a quemarropa pero el arquero Ibáñez rechazó con un manotazo y la pelota se elevó. Con el alarido de gol ya bajando de las tribunas, Battaglia fue a la carga sobre el arquero y Salomón. ¿Empujó? Sí señor, a los dos. Sólo por el topetazo a Ibáñez ya sobraba para que el árbitro cobre foul para el Tomba, pero no. Cuando la pelota caía, el defensor la cabeceó medio sin querer hacia un costado y la pelota dio en el palo. El gol estaba a medio milímetro (?) pero nadie la pudo soplar y Sigali la sacó con el pecho antes de que entre. La gente por las dudas gritó gol mientras la bocha era reventada a las nubes. Y tal vez acá venga lo verdaderamente extraño y que hasta por ahí da para otro post: la jugada siguió y Furchi tardó nada más y nada menos que 35 segundos en cobrar gol. Sí, 35 segundos.
Ni bien la pelota estuvo a punto de trasponer la línea, Basile le pegó una flor de apretada a Rastelli quién salió disparado hacia mitad de cancha y levantó su banderín para llamar al juez y decirle que había visto la pelota ingresar al arco. Tras esos 35 segundos en los que Furchi y los 22 jugadores siguieron como si nada, el juez se dejó convencer por el línea, retrotrajo todo y cobró el gol del empate boquense. El tanto, otorgado a Salomón en contra aunque en muchas radios insistían que había sido de Battaglia, no sirvió para mucho cuando vemos la chapa final de derrota 2-3. Derrota que hizo renunciar a Basile esa misma noche, aunque al rato pegaría marcha atrás para continuar haciendo cagadas como rechazar a Desábato y limpiar a Roncaglia y Forlín porque con Cáceres y Paletta se arreglaba en el puesto de técnico un par de meses más.