Pobrecito Víctor Manuel Galarza, si todo su peregrinaje en las inferiores de Casa Amarilla desempeñándose como mediocampista de buen pie, movedizo y con llegada al área rival fue pura y exclusivamente para tener un debut a pura jugada preparada por Miguel Brindisi en los córners a favor. Repasemos: se paraba el ejecutante y a metro, metro y medio de distancia, se paraba otro jugador de Boca. El primero tocaba corto, el segundo paraba la pelota y el ejecutante iba hacia la pelota detenida por su compañero para recién ahí tirar el centro al área. La jugada (?) era tan rápida que si lo que se buscaba era desarmar a las defensar rivales, hay que decir que ni siquiera les daban tiempo para desordenarse.
La cosa es que el 31 de octubre de 2004 contra Instituto, por la fecha 13 del Apertura, hizo su primera aparición nuestro homenajeado a eso de los diez minutos del segundo tiempo. Pero la Bombonera a esa altura de la tarde era un polvorín por varios motivos. Primero, la irregular marcha en el campeonato con varias derrotas incluidas. Segundo, la inminencia del superclásico a siete días de distancia. Y tercero, por no poder quebrar a los diez jugadores de La Gloria que tras sufrir la expulsión de Miliki Jiménez cedieron campo y pelota para ver qué hacía Boca. Y Boca no hizo nada concreto. Con el ingreso de Galarza por el Pampa Calvo, quedó línea de tres formada por Jérez, César el Beto González y Matellán y se quemaron las naves pero sin jugadas con olor a gol posta. El 0-0 final fue despedido por una estruendosa silbatina que hizo entender que los tiempos del entrenador se habían acortado dramáticamente. Hubo arenga (?) de la barra en el playón para despedir al micro y cerrar así una tarde fulera con varios pibes semi-incendiados. Entre ellos, Galarza.
A la semana Brindisi decidió inmolarse en cancha de River y la historia de Galarza siguió de la mano del Chino Benítez como DT interino. Así fue como jugó unos minutos en el 0-0 con Estudiantes en cancha de Boca y en la derrota por la mínima diferencia ante Arsenal en el Viaducto. El fin de año y la apuesta de ganar la Sudamericana o quedar colgado de las bolas le dio a los Galarza y varios más, la chance de mostrarse en las fechas finales del Apertura. Así fue como jugó enteritos los choques ante Ñuls y Almagro en la Bombonera. Partidos que obviamente no quedaron en la historia grande de Boca y menos si tenemos en cuenta que ante la Lepra, los mercenarios hinchas subidos a los paravalanchas y algunos más en plateas, gritaron los goles rojinegros y festejaron la derrota de Boca en pos de perjudicar a River. Son decisiones (?).
Galarza llegó así a sus únicos 5 partidos oficiales, tuvo algo más de rodaje en el verano marplatense por la Copa de Oro, pero mientras Benítez pedía a gritos a Giovanni Hernández o al turco Yakin, quedó a las claras la poca vida útil que le quedaba. Ni hablar si vemos el final de la historia con el arribo de Alfio Basile y un séquito de refuerzos de calibre. Su carrera supo continuar con las camisetas de Tiro Federal y Boca Unidos de Corrientes.