domingo, 14 de agosto de 2011

La cuadrilla sacapapelitos

Convengamos que los primeros meses de la gestión de Mauricio Macri como presidente de Boca pasaron volando, mientras se tiraban abajo los viejos palcos que daban a la calle Del Valle Iberlucea y se reemplazaban por plateas preferenciales y sectores VIP. Otras cosas que pasaron en Boca durante ese primer semestre de 1996 fue la contratación de Bilardo como director técnico, la localía en cancha de Vélez, la apurada reinauguración de la Bombonera con las obras sin terminar y dos piñas en la jeta: el 0-6 del Lobo y el 1-5 de Vélez.
Por suerte llegó el partido con River por la fecha 16 del Clausura y en el cual todavía había serias chances de salir campeón. Y decimos por suerte llegó River, aunque el equipo de Núñez venía de consagrarse campeón de América unos días antes obviamente frente al América de Cali, porque esa noche hubo un aspecto positivo como para destacar.
No vamos a detenernos en el triunfo boquense, cosa que casi siempre termina pasando. Tampoco nos referimos a la reinauguración oficial de los palcos VIP, ni a los tres goles de Caniggia, ni mucho menos al nuevo penal que Diego erró en ese campeonato. Señoras y señores, aquella tarde/noche del 14 de julio de 1996 hizo su presentación oficial por primera vez en la historia de Boca, la cuadrilla de operarios encargados de limpiar el campo de juego antes del comienzo de los partidos.
Así fue que veinticinco hombres vestidos de celeste y mediante máquinas portátiles que soplaban aire, fueron empujando la enorme cantidad de papelitos blancos, azules y amarillos hasta sacarlos de los límites de la cancha. Si bien es verdad que la innovación claramente apuntaba a que la pelota pudiera distinguirse sin ningún tipo de problema, hay que reconocer que aquella primera vez demoró varios minutos el comienzo del superclásico.
La iniciativa se mantuvo con el paso de los sucesivos años pero, desde ya, no en todos los partidos. Los superclásicos y la cantidad de finales que River miró por la TV disputadas, siempre fueron las citas obligadas para que aparezcan los trabajadores.