lunes, 15 de agosto de 2011

Marcelo Trobbiani: de la quinta divisón de Boca a la Selección Nacional

Jamás había jugado en primera, ni en tercera, ni siquiera en cuarta división. De la quinta de Boca saltó directamente al Seleccionado Nacional Argentino. No para jugar un partido amistoso cualunque  sino para enfrentar a Bolivia, en La Paz, en un encuentro decisivo por las eliminatorias para el mundial de Alemania 1974.  ¿Quién fue el protagonista de tan curioso caso? Nada más ni nada menos que Marcelo Antonio Trobbiani, aquel talentoso volante central de la década del 70, famoso por sus pisadas, amasadas, túneles, tacos, gambetas y por su personalidad, exquisitez y excelencia para jugar al fútbol.
A principios de 1973 integró el juvenil argentino que en el torneo de Cannes salió tercero y fue elegido como el segundo mejor jugador del torneo. Regresó convertido en una gran esperanza xeneize y se reintegró a la quinta división. 
El fútbol argentino arrastraba la pesada carga de no haber clasificado para el mundial de México 70 luego de quedar eliminado por Perú, partido disputado en la Bombonera, en un grupo integrado además por Bolivia. Para esta nueva eliminatoria, Bolivia y Paraguay eran los rivales a enfrentar y la AFA decidió enviar a la altura de Tilcara, en Jujuy, a un seleccionado alternativo que iría para aclimatarse y luego disputar en La Paz el partido por las eliminatorias frente a los bolivianos. Esta selección fue denominada “Selección Fantasma” y uno de los jugadores citados por el técnico Miguel Ignomiriello fue precisamente Marcelo Trobbiani.
El día anterior al partido y ya con la presencia del técnico de la selección principal, Enrique Omar Sívori, al frente del plantel, el propio Marcelo cuenta en una nota: “..alguien pidió silencio y anunció la formación del equipo... y como suplentes: Fillol, Guerini, Bochini, Sá y Trobbiani... pensé que era una broma...”.
Más adelante prosigue: “...no sólo fui al banco, sino que faltando quince minutos me hicieron entrar por Telch. Yo soy un jugador de buen manejo, me tengo fe, me animo a ponerla bajo la suela, tirar un caño, hacer uno que otro taquito… pero, no quise fallar y la veía venir y le pegaba para arriba, habré tocado media docena de pelotas, pero creo que cumplí...”.
Volvió feliz  a su Boca y al poco tiempo debutó en primera para quedarse varios años con el puesto de número 5 y ser uno de los emblemas de aquel gran equipo que armó Rogelio Domínguez y que jugó un fútbol de alta categoría, dando verdaderas cátedras a lo largo de un par de años. Pero que lamentablemente no logró coronarse campeón, aunque dejó un recuerdo inolvidable en toda la hinchada xeneize. Por suerte para Marcelo, la llegada del Toto Lorenzo en 1976 le permitió dar su primer avuelta olímpica con la azul y oro. 
Luego jugó en España, volvió a Boca en 1981 para salir campeón nuevamente, fue parte del seleccionado argentino campeón del mundo en 1986, previo paso por Estudiantes de La Plata y más tarde por Chile, Colombia y Ecuador. Y se dio el gran gusto de ver jugar a su hijo Pablo en la primera de Boca, quien por torneos de la AFA, debutó en el recordado 3 a 2 a River, la tarde del “nucazo” de Guerra.
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Autor Jorge Claudio Joffrés