El domingo 6 de diciembre de 1992, salvo los 90 minutos jugados contra Deportivo Español, hubo una fiesta popular de dimensiones mayúsculas. Con la gallineada derrota de River la noche anterior contra Lanús, la esperada vuelta olímpica había quedado casi al alcance de la mano. A un triunfo ante los gallegos para segurarse como mínimo el primer puesto. Por ese motivo, la gente de Boca se agolpó en las puertas de la Bombonera casi al mediodía a esperar que las abran. O sea, unas 6 o 7 horas antes del inicio del partido. Los que eran socios, porque recordemos que en esa época llenaban el estadio los socios y los que no lo eran, aprovecharon la larga espera para pasar por el Salón Azul de la Bombonera y dejar su voto en las urnas.
La tarde se hizo interminable. A eso de las cuatro hubo un despliegue de media hora de pirotecnia lanzada desde las tribunas de Casa Amarilla. El calor sofocante trajo escenas de colección, como por ejemplo los pibitos tirándose al foso a nadar (?) y los bomberos prendiendo las mangueras pero apagándolas cuando la canción pedía “un minuto de silencio, para River que está muerto”. A eso de las 17 se colgó una corona fúnebre del alambrado de Casa Amarilla y la gente inició oficialmente los festejos de lo que se venía: Boca campeón.
Cerca de las 18 la Bombonera era un infierno. Coincidentemente con la salida de los equipos, la elección de presidente, vice y 214 cargos más, incluyendo los representantes de la Asamblea, llegaba a su fin. Por un lado la lista encabezada por Don Antonio Alegre y Heller y por el otro, un candidato casi desconocido: Ubaldo Eloy Payá.
La primera urna fue abrumadora a favor de Alegre. Cosa que le sacó emoción al escrutinio y puso a todo el mundo con los cinco sentidos en Boca - Español. Futbolísticamente fue una tarde para olvidar tras la derrota 2-3 y la enorme pena de la gente de Boca quedándose a esperar la salida de los jugadores al micro para respaldarlos.
Pero institucionalmente fue un momento clave en la historia de Boca. Casi 8.000 socios votaron, de los cuales 7.118 optaron por Don Antonio Alegre. ¿Cuántos votaron a Payá? 697. Lapidario.
De esa manera, el socio de Boca le daba tres años más de mandato a los candidatos que durante su campaña apelaron básicamente a dos cosas: respeto y lugar no sólo al socio, sino al hincha de Boca, el capital más valioso que tiene el club. Y el recuerdo de las condiciones en las que estaba el club en 1985 cuando habían asumido la conducción del club.
Dicen que el soberano no se equivoca. Por lo menos ese 6 de diciembre de 1992, seguro que no.