Bastante espeso venía el clima en Boca hacia fines de 1985. La decisión política de Antonio Alegre en enfrentar a la barra brava del Abuelo cortándole el chorro de entradas gratis, instaló un marcado estado de crispación (?) durante cada partido en la Bombonera. Si le sumamos que los resultados deportivos no acompañaban, cosa que efectivamente pasaba, llegamos a escenarios de combate como lo sucedido durante la jornada del domingo 1 de diciembre de 1985. Con guerra de guerrillas desatadas antes, durante y después del aburrido 0 a 0 contra Ñuls por la fecha 21 de la temporada 85/86.
Antes del partido los hinchas eran parados en los accesos al estadio pero no por la Federal para los cacheos, sino por integrantes de la barra brava. Su misión era informar (?) mediante entrega de panfletos en mano. ¿Qué decían los panfletos firmados con la leyenda “Jugador Nro. 12”? Esto: “Hoy Boca no tiene presidente. Su asesor personal que no es directivo ni titular ni suplente, es presidente de la Comisión de Fútbol, lo cual por Estatuto no se determina, pero con la anuencia de la Comisión Directiva y el silencio de los socios, este señor preside la Comisión de Fútbol e interviene en todo Boca. Los dirigentes que quieren o les conviene traer a Menotti no sólo no son de Boca sino que no sienten lo que es el estilo de Boca. En síntesis, no sirven como dirigentes”. Un poquito fuerte.
La primera lectura del confuso panfleto dejaba bien en claro que el primer foco de conflicto era el fuerte rumor de que Heller quería sí o sí a Menotti para comienzos de 1986. Tras la renuncia de Di Stéfano, Marito Zanabria había agarrado el buzo de DT, pero era un secreto a voces que Heller iba a mover cielo y tierra para le llegada del Flaco. Cosa que no no pasaría a comienzos de 1986 pero sí un año más tarde.
Otro tema en discusión era la injerencia de la empresa Puma en la llegada de refuerzos a Boca. Tema con el que se puede estar o no de acuerdo, pero que en boca de la barra brava suena como mínimo sospechoso. Lo que seguro estaba sucediendo por vías subterráneas era un reacomodamiento del sescenario político de Boca a un año de la elecciones. Pero volvamos a los hechos concretos de ese domingo contra Ñuls.
Tras los primeros 45 minutos en donde no pasó casi nada y la barra se la pasó cantando “...borom bom bom, borm bom bom, andate Heller, sos un ladrón...”, el entretiempo mostró movimientos en las tribunas. Parte de la barra apareció como por arte de magia en la tribuna de socios, se movilizó hacia el medio de la cancha y empezó a insultar a Heller de cara al palco oficial ubicado en la platea media. Fueron momentos de tensión porque mucha gente se plegó a los cantos y de fondo se escuchaban disparos de gases lacrimógenos provenientes del lado de la calle Del Valle Iberlucea.
Tras el partido, el anillo interno de la Bombonera fue tierra de nadie. Con los jugadores yendo al control antidóping y los periodistas buscando notas, aparecieron unos 200 integrantes de la barra brava con bombos y todo. Se pararon delante del vestuario local, cantaron “...Marito no se va...” y volvieron a dejar en claro su postura anti Heller. Como había un sólo policía que optó por retirarse al ver que la barra se agitaba de lo lindo, la cosa empezó a complicarse. Llegaron más barras que coparon totalmente el lugar hasta que alguien avisó que Heller no estaba en el vestuario sino en el hall principal del club hablando con algunos hinchas. Los temas eran que Menotti no era DT para Boca, que lo había borrado a Pernía y todo lo que se le podía criticar a Menotti en esa época. Años más tarde ya se lo podría criticar tupido con conocimiento de causa. Pero llegó la barra y se pudrió todo.
A las 7.30 de la tarde cayó la barra al hall, tocaron un rato el bombo y uno se separó, encaró a Heller y sin decir agua va, le pegó una piña en la cara. Carlos Heller cayó al piso y fue todo confusión. El Abuelo pegó un par de gritos y tomó el control de la situación. Habló con Heller y subieron las escaleras. Al rato llamó a 20 miembros de la barra y hubo una reunión que duró hasta las 9.30 aproximadamente. Qué lindo es que la gente se entienda hablando (?). Ah, abajo esperaba la barra a pleno por las dudas.
Cuando terminó el encuentro, los micrófonos buscaron obviamente a Heller para que cuente lo que quiera. O lo que pueda. Y Heller habló: “...le pregunté a El Abuelo qué problemas tienen conmigo y me contestó que ellos estaban contra Menotti y contra todo lo que significa Puma en la vida de Boca. Lo de Menotti lo explicó por el lado del sentimiento del hincha de Boca. Me dijo que no sabía quien era el agresor y que no compartía lo sucedido. Estoy expuesto a eso. No voy a ahacer la denuncia. Creo que no se gana nada. Lo importante es seguir siendo fiel a uno mismo, no ceder nada en aquello que se cree y por lo que uno lucha. Por temperamento no le escapo a nada, acaso por eso mismo me exouse en el hall cuando terminó el partido. No medí consecuencias...”.