Hagamos un mea culpa. Cuando Gabriel Alejandro Paletta llegó a Boca a mediados de 2007, con jóvenes 21 años y proveniente nada más y nada menos que del Liverpool de Inglaterra, algo tendríamos que haber sospechado. Los europeos no te largan a esa edad ni en pedo. Y menos si es un equipo groso. A lo sumo te hacen conocer el Viejo Continente yirando de préstamo en préstamo. Pero si el Liverpool te quiere sacar de encima y ningún Fulham levanta la mano, algo no cierra. Cositas (?) que después pudimos palpar en vivo y en directo cada siete días entre agosto de 2007 y mayo de 2010, fecha de su inexplicable partida al Parma de Italia. Ah, un aplauso para su representante por favor.
Con cierto aire boquense en su estilo de marcador central algo bruto y desordenado, su arribo para tratar de continuar el legado del Flaco Schiavi y Cata Díaz pintaba complicado desde el vamos. Pero el hecho de caer en un equipo ya armado que encima venía de ganar la Libertadores más el tema de la experiencia europea, su juventud, rudeza y juego aéreo en las dos áreas, nos terminaron de vender un combo muy piola. Y comprar, compramos.
Ni hablar cuando en uno de sus primeros partidos, fecha 10 del Apertura 2007 contra Gimnasia de Jujuy en la Bombonera, agarró la lanza y la boleadora y fue a buscar sobre el final el gol del triunfo en una pelota parada. Gol que convirtió con un buen cabezazo cruzado en el arco del Riachuelo. De todas maneras, el balance de aquel 23 de septiembre de 2007 terminó siendo negativo. Baldassi descontó nueve minutos, y el Lobo jujeño puso el 2-2 final a los 53 y de cabeza tras un corner. ¿Falla de Paletta? Un seis tiene que copar la parada en una circunstancia de esa naturaleza. Ni hablar del otro gol de Gimnasia, facturado por Miranda en el primer tiempo, que también puso en evidencia notorias fallas en el juego aéreo defensivo de Boca. Atenti que cuatro días antes, una terrible desatención permitió un gol del San Pablo sobre la hora. Gol que valió doble y terminó significando ni más ni menos que la eliminación de la Copa Sudamericana 2007.
El semestre anduvo a los tumbos en el campeonato local, pero como asomaba en el horizonte el Mundial de Clubes en diciembre, todos hicimos la vista gorda. Y el choque con el Milan en la final, se presentó como la oportunidad ideal para que un montón de jugadores se metieran de prepo en la historia grande Boca. Pero el festín que se hicieron los tanos especialmente con Paletta, Maidana y Caranta, empezó a desnudar una realidad que no se quiso ver: el equipo se devaluaba a ritmo acelerado.
Pese al tobogán en el que entraron Boca y Paletta, cantó presente en muchísimas formaciones haciendo dupla central con Forlín, Maidana, Morel Rodríguez y una muy recordada (?) con Julio Cësar Cáceres. Jamás hubo indicios de seguridad defensiva y el nivel de nuestro homenajeado cayó estrepitosamente. Con cero confianza empezó a mechar un de cal y tres de arena. Un quite más o menos bueno y agujeros negros en el fondo de la defensa. Como la noche del sábado 26 de febrero de 2010 por la sexta fecha del Clausura. Su ingreso faltando 20 minutos para aguantar la victoria 1-0 sobre Estudiantes fue totalmente contraproducente. Tras un pelotazo desde el arco Pincha, Paletta erró en el cálculo del cabezazo, pifió totalmente la trayectoria de la pelota y Leandro González se fue solo al gol. Semejante falla a los 48 del segundo tiempo y en el arco de Casa Amarilla, fue un broche dantesco que dejó a un debutante Luiz Alberto pateando el pasto y mirando a Paletta con cara de asesino serial. Movieron del medio y terminó el partido. Así de copado (?).
Ya a esa altura la cosa estaba totalmente juzgada. Atrás habían quedado sus comienzos en Banfield, 74 partidos con la azul y oro, 5 goles y un par de lesiones bastante fuleras.