Para Boca, su relación con Brasil tiene varias aristas que son positivas en cuanto a resultados frente a equipos de ese país, pero con altas y bajas en relación a jugadores que se han puesto la gloriosa camiseta xeneize. Tanto Jorginho y Baiano son dos claros ejemplos de esta última apreciación. Ambos con pasos cortos y con muy flojo nivel demostrado, hacían pensar que la lección se había aprendido: no más jugadores brasileros en Boca. Pero no...
Una de las tantas situaciones bizarras que se dieron durante el ciclo de Abel Alves fue la sorpresiva contratación del zaguero central Luiz Alberto, tras la intempestiva ida de Julio César Cáceres a principios de febrero y con el campeonato ya comenzado. Las condiciones para su llegada incluían un contrato de tres meses a cambio de 300.000 dólares, con la posibilidad de extenderlo por dos años más.
En los papeles, el oriundo de Río de Janeiro venía con buenos antecedentes debido a una larga trayectoria que incluía estadías (?) en el Flamengo (1997-1998), Saint Etienne (2000-2001), Real Sociedad (2001-2002, 2004-2005), Inter (2002), Atlético Mineiro (2003), Santos (2005-2006) y Fluminense (2007-2010), este último club con el cual enfrentó a Boca por las semifinales de la Libertadores en ´08. Sin embargo, como siempre se dice, la camiseta de Boca no es para cualquiera.
Una tarde de verano, a comienzos de febrero, era el marco ideal para la presentación del nuevo jugador. Luego de cumplir con la protocolar firma de contrato, las clásicas palabras para salir del paso y la posterior foto con la camiseta, el moreno se puso a disposición del Chueco Alves, pero durante su primer entrenamiento se ahogó y no pudo seguir. Las cosas no empezaban bien para el veterano jugador y en la prensa y los hinchas se instalaba la duda de su presente físico y futbolístico.
No obstante, el 23 de febrero, gracias a la ondanada de cambios que se sucedían en el equipo fecha tras fecha, Luiz Alberto hizo su presentación en la Bombonera ante Estudiantes. Esa noche de viernes fue empate 1-1 con buen debut del brasilero, que se mostró seguro en la marca y hasta se dio el lujo de pisarla contra la raya y salir jugando ante el aplauso de toda la parcialidad local. Hasta ahí todo era esperanzador pero en las dos fechas siguentes (empate 4-4 ante Vélez y la derrota 1-2 con Racing) el central comenzó a mostrar la hilacha. Ni hablar de su impresentable partido en la goleada 0-3 ante Tigre, con gran responsabilidad en el segundo gol del Chino Luna al no trabar con fuerza una pelota con Blanco y perderla en el lateral derecho del campo.
Con un Boca hundido, las críticas florecían desde todos los costados posibles. Para colmo, en la fecha posterior se venía River y el bueno de Luiz fue nuevamente de la partida formando dupla con el colombiano Bonilla. Inédito. Esa doble tarde (?) ante el Millonario, anduvieron bien y las voces en cuanto al nivel del equipo y de algunos jugadores, incluído Luiz Alberto, se aplacaron.
Pero la victoria ante River, el doblete de Gary Medel y los festejos durante la semana fueron sólo un espejismo ya que en los dos partidos subsiguientes, Boca volvió a la "normalidad" y Luiz Alberto cayó en un pozo del que nunca más podría salir. Las derrotas ante Chacarita (1-4) y Rosario Central (1-2) dejaron expuesto lo peor del brasilero: mal en lo físico, a destiempo en todas las jugadas y hasta desganado.
Finalmente, aquel partido ante los rosarinos fue el último de su corta carrera en el club. Abel Alves no lo usó más, ni siquiera para los suplentes, y ante la llegada de "Tito" Pompei ya no volvería más por La Boca. El 19 de abril acordó su rescición de contrato y se marchó a Brasil con el triste balance de 7 partidos disputados. Pero no sería ese el final de la historia. Unos días más tarde, en declaraciones a un matutino de Brasil el moreno decía: "...a Boca fui con una ilusión tremenda. No bien escuché la propuesta ni lo pensé, pero no vi cómo estaba el equipo. No sabía lo que le había ocurrido el año anterior. No tiene más nada de aquel equipo campeón de años atrás. Podían traer a los mejores del mundo que no íbamos a mejorar. El ambiente era tan malo que no se podía hacer nada...”. Como si esto fuera poco también agregó: "...los problemas son públicos y complicados. Pero así y todo la hinchada no abandona. Nunca vi una cosa igual. Veníamos de tres derrotas al hilo cuando llegó el superclásico con River, el más importante para el club, y la Bombonera estaba que explotaba. Temblaba. Fue el partido más emocionante de mi carrera. Me sorprendió mucho… Las caras de los fanáticos, no paran de cantar y alentar. Es una hinchada diferente...”.
De esta manera Luiz Alberto cerraba su capítulo con Boca, embarrando la cancha como nunca la embarró en el campo mientras defendió los colores azul y amarillo. Hasta hoy no se sabe qué es de su vida.