Para empezar a hablar de Abel Aníbal Alves como director técnico de Boca, aparte de tomar alguna pastillita para no pasarse de rosca, hay que organizarse y dividir la cosa (?) en tres etapas. Y no es antojadiza la división, ya que el Chueco tuvo en 5 años, nada más y nada menos que tres ciclos como DT. Pero empecemos por el principio.
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Primer ciclo
Su bautismo de fuego fue en las últimas tres fechas del Clausura 2005. Tras la eliminación de la Libertadores que terminó en el escándalo con Chivas y el escupitajo del Chino Benítez al Bofo Bautista, más de medio plantel fue licenciado y Alves asumió un interinato en el que iban a tener rodaje una banda de pibes. El debut, chivo, fue el 19 de junio por la fecha 17 del Clasura 2005 y ante Ñuls en al Parque Independencia. Al ver la formación inicial compuesta por Medrán, Baiano, Silvestre, Matellán, Pampa Calvo, Casais, Enzo Gutiérrez, Baigorria, Palacio y Edgard Espíndola, no extrañó demasiado la derrota 0-1. Al fallido estreno le siguieron un empate 0-0 contra Quilmes haciendo de local en cancha de San Lorenzo y una nueva derrota en la última fecha, esta vez 2-3 contra Almagro en José Ingenieros. Partido que iba a ser suspendido en el segundo tiempo cuando los alambrados de ambas tribunas fueron derribados por las hinchadas. Tras el caótico cierre, vendrían Basile y un malón de refuerzos para ganar todo y dejar a Alves en el fondo de los recuerdos. Bueno, no tan en el fondo.
Primer ciclo
Su bautismo de fuego fue en las últimas tres fechas del Clausura 2005. Tras la eliminación de la Libertadores que terminó en el escándalo con Chivas y el escupitajo del Chino Benítez al Bofo Bautista, más de medio plantel fue licenciado y Alves asumió un interinato en el que iban a tener rodaje una banda de pibes. El debut, chivo, fue el 19 de junio por la fecha 17 del Clasura 2005 y ante Ñuls en al Parque Independencia. Al ver la formación inicial compuesta por Medrán, Baiano, Silvestre, Matellán, Pampa Calvo, Casais, Enzo Gutiérrez, Baigorria, Palacio y Edgard Espíndola, no extrañó demasiado la derrota 0-1. Al fallido estreno le siguieron un empate 0-0 contra Quilmes haciendo de local en cancha de San Lorenzo y una nueva derrota en la última fecha, esta vez 2-3 contra Almagro en José Ingenieros. Partido que iba a ser suspendido en el segundo tiempo cuando los alambrados de ambas tribunas fueron derribados por las hinchadas. Tras el caótico cierre, vendrían Basile y un malón de refuerzos para ganar todo y dejar a Alves en el fondo de los recuerdos. Bueno, no tan en el fondo.
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Segundo ciclo
Tras esa primera y poco feliz experiencia, el destino lo pondría nuevamente al Chueco en la dirección técnica de Boca. Bah, no sabemos si tanto el destino. El tema es que para mediados de 2009, tras un interminable franeleo de la dirigencia para hacerle entender a Ischia que tenía que dar un paso al costado, seguramente Alves era el que estaba más a mano al desempeñarse como DT de la Reserva. El nuevo interinato fue armado para las últimas dos fechas, por lo que en teoría no habría mucho tiempo para hacer y deshacer. Pero el Chueco se las ingenió bastante.
Lo que teóricamente tenía que haber sido un clima de tranquilidad y fogueo para algunos juveniles, explotó 24 horas después del debut/derrota 1-2 frente a Gimnasia en la Bombonera por la fecha 18 del Clausura, Al Chueco le pusieron un par de micrófonos cerca y dio acabadas muestras de lo que sería su gestión (?) de un año más tarde. El tema es que Alves, molesto con la derrota, tiró algunas bombitas del tipo “...el que no tenga ganas que se tome vacaciones...” o “...cuando no se puede jugar, hay que poner la patita...". ¿Una más? Claro: “...hay un lema que me enseñaron en este club: cuando no se puede más, hay que meter la patita y jugar con eso, con lo que tenés ahí abajo...”.
Alves destilaba furia y no hacía nada por disimularlo: “...por momentos me dolían las tripas porque de la pelota parada habíamos hablado mucho. Como diez veces vi el DVD del partido de Gimnasia con Colón, pegamos en el vestuario dos cartulinas con las indicaciones y nos hicieron dos goles de la forma que veníamos diciendo, cuando en la Reserva digo dos palabras y me entienden. Les expliqué lo de Gimnasia: "Uno adelante, otro a la espalda de los medios, dos líneas de cuatro, fíjense principalmente en eso, no pierdan a Alonso, uno lo toma y otro hace lo mismo con Cuevas...". Cada uno tendrá que hacer su análisis y darse cuenta de que están en Boca. Se los dije en la concentración y antes de entrar a la cancha: "Muchachos, respeto a estos colores". Parecía que habían entendido pero no lo hicieron así. Estoy muy triste, no te olvides de que por más que sean dos partidos, yo esperaba esto con mucha ilusión. No voy a revertir en tres días lo de un año, pero tenía fe en ganar éste y en poder trabajar bien hasta el otro...”.
Pero no todo terminó acá. Ojalá. El miércoles 24 de junio, en vez de pensar el equipo que tenía que jugar la última fecha en Santa Fe contra Colón, tuvo que salir a apagar un incendio (?) originado por su esposa. Es que la señora de Alves explotó al enterarse que la comisión directiva había decidido darle a Coco Basile la dirección técnica a partir de la finalización del campeonato. Y se sabe que una mujer despechada (?) es difícil de parar: “...Abel se merecía una oportunidad, ya que si Boca no tenía plata, por lo menos le hubiesen permitido dirigir al menos seis meses. No podés medir a una persona por dos partidos; ni un mago puede cambiar todo con los mismos jugadores y problemas. ¿Por qué Basile no dirige con los que están ahora? ¿Por qué no dirige contra Colón?. No voy a medir la trayectoria de Basile con la de Abel, porque él lleva mucho menos tiempo dirigiendo. Pero si tiene tanta personalidad y es tan buen técnico, que agarre al equipo como está y que demuestre que con cualquier equipo es bueno. Porque si traigo los jugadores que quiero, corro con muchas cosas a favor”, Y ojo que para el final se guardó una que fue casi denuncia: “...si me hubiese preguntado a mí, yo le hubiese dicho que no agarre estos dos partidos. Él no puede estar para emparchar. Abel es un tipo de Boca, que le ha dado muchísimo al club. Él le da a Boca, no le saca...”. Tras el culebrón, Boca fue a Santa Fe y ganó 3-1 luego de ir en desventaja y sufrir la expulsión de Riquelme por protestarle al árbitro. Un detalle curioso que se volvería a repetir meses más tarde nuevamente con Alves como DT.
Segundo ciclo
Tras esa primera y poco feliz experiencia, el destino lo pondría nuevamente al Chueco en la dirección técnica de Boca. Bah, no sabemos si tanto el destino. El tema es que para mediados de 2009, tras un interminable franeleo de la dirigencia para hacerle entender a Ischia que tenía que dar un paso al costado, seguramente Alves era el que estaba más a mano al desempeñarse como DT de la Reserva. El nuevo interinato fue armado para las últimas dos fechas, por lo que en teoría no habría mucho tiempo para hacer y deshacer. Pero el Chueco se las ingenió bastante.
Lo que teóricamente tenía que haber sido un clima de tranquilidad y fogueo para algunos juveniles, explotó 24 horas después del debut/derrota 1-2 frente a Gimnasia en la Bombonera por la fecha 18 del Clausura, Al Chueco le pusieron un par de micrófonos cerca y dio acabadas muestras de lo que sería su gestión (?) de un año más tarde. El tema es que Alves, molesto con la derrota, tiró algunas bombitas del tipo “...el que no tenga ganas que se tome vacaciones...” o “...cuando no se puede jugar, hay que poner la patita...". ¿Una más? Claro: “...hay un lema que me enseñaron en este club: cuando no se puede más, hay que meter la patita y jugar con eso, con lo que tenés ahí abajo...”.
Alves destilaba furia y no hacía nada por disimularlo: “...por momentos me dolían las tripas porque de la pelota parada habíamos hablado mucho. Como diez veces vi el DVD del partido de Gimnasia con Colón, pegamos en el vestuario dos cartulinas con las indicaciones y nos hicieron dos goles de la forma que veníamos diciendo, cuando en la Reserva digo dos palabras y me entienden. Les expliqué lo de Gimnasia: "Uno adelante, otro a la espalda de los medios, dos líneas de cuatro, fíjense principalmente en eso, no pierdan a Alonso, uno lo toma y otro hace lo mismo con Cuevas...". Cada uno tendrá que hacer su análisis y darse cuenta de que están en Boca. Se los dije en la concentración y antes de entrar a la cancha: "Muchachos, respeto a estos colores". Parecía que habían entendido pero no lo hicieron así. Estoy muy triste, no te olvides de que por más que sean dos partidos, yo esperaba esto con mucha ilusión. No voy a revertir en tres días lo de un año, pero tenía fe en ganar éste y en poder trabajar bien hasta el otro...”.
Pero no todo terminó acá. Ojalá. El miércoles 24 de junio, en vez de pensar el equipo que tenía que jugar la última fecha en Santa Fe contra Colón, tuvo que salir a apagar un incendio (?) originado por su esposa. Es que la señora de Alves explotó al enterarse que la comisión directiva había decidido darle a Coco Basile la dirección técnica a partir de la finalización del campeonato. Y se sabe que una mujer despechada (?) es difícil de parar: “...Abel se merecía una oportunidad, ya que si Boca no tenía plata, por lo menos le hubiesen permitido dirigir al menos seis meses. No podés medir a una persona por dos partidos; ni un mago puede cambiar todo con los mismos jugadores y problemas. ¿Por qué Basile no dirige con los que están ahora? ¿Por qué no dirige contra Colón?. No voy a medir la trayectoria de Basile con la de Abel, porque él lleva mucho menos tiempo dirigiendo. Pero si tiene tanta personalidad y es tan buen técnico, que agarre al equipo como está y que demuestre que con cualquier equipo es bueno. Porque si traigo los jugadores que quiero, corro con muchas cosas a favor”, Y ojo que para el final se guardó una que fue casi denuncia: “...si me hubiese preguntado a mí, yo le hubiese dicho que no agarre estos dos partidos. Él no puede estar para emparchar. Abel es un tipo de Boca, que le ha dado muchísimo al club. Él le da a Boca, no le saca...”. Tras el culebrón, Boca fue a Santa Fe y ganó 3-1 luego de ir en desventaja y sufrir la expulsión de Riquelme por protestarle al árbitro. Un detalle curioso que se volvería a repetir meses más tarde nuevamente con Alves como DT.
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Tercer y último (?) ciclo
El tercer ciclo tuvo un origen similar a los otros dos. O sea, Alves cayendo de paracaidista tras la ida de un técnico. Esta vez el que se iba fue Basile y su renuncia indeclinable, en plena pretemporada a fines de enero de 2010, puso a la dirigencia de Boca contra la pared. A días del comienzo del Clausura, no había ni por asomo un Plan B para el baldazo de agua fría y en dos patadas se eligió al Chueco como DT. Pero esta vez nada de interinatos. Técnico oficializado en el cargo hasta el cierre del campeonato. Sí señor. Y la ruleta comenzó a girar.
Antes de detenerse a analizar la gestión de Alves, hay que reconocer que muchos de los jugadores del plantel estaban en un nivel bajísimo. Pero el Chueco ayudó poco y nada con cambios, más cambios y muchos más cambios. De jugadores y de puestos. Por H o por B jamás repitió un equipo. Si a eso le sumamos su costumbre de no callarse nada delante de los micrófonos, le agregamos una pizca de mala suerte y manejo casi nulo de la interna del vestuario, el cóctel fue infernal.
Debutó en cancha de Argentinos en un empate 2-2 por la primera fecha, a priori un resultado positivo. Pero si vemos que Boca se puso 2-1 faltando cuatro minutos y el empate llegó en una pelota parada a los 48, la cosa toma desde ya otro color. Y lo de la pelota parada es una de las cuentas pendientes del técnico. ¿Por qué decimos esto? Porque nunca pudo armar una defensa más o menos estable en 13 partidos. Jugaron Ibarra, Medel, Muñoz, Bonilla, Luiz Alberto, Monzón, Barroso, Paletta, Villafañe, Morel Rodríguez, Erbes y menos mal que Iturrieta se retiró hace bastante, sino capaz que entraba un rato.
Boca ganó en la segunda fecha a Lanús y lo que pintaba como un arranque prometedor empezó a pasar de castaño a oscuro al compás de los malos resultados y en especial de los tres goles de Ñuls en el primer tiempo en la derrota 2-4 de la tercera fecha. A partir de esa goleada en Rosario, Alves en vez de tratar de poner paños fríos, tiró bidones de nafta en las incipientes llamas. Porque enseguida empezó a hablar de que no le iba a temblar el pulso en borrar a nadie y que no había histórico que valga de cara al futuro. Al toque el Pato Abbondanzieri fue al banco y empezó la danza de modificaciones. Sacó y puso todo el tiempo, y hasta se dio el lujo de tener cruces con varios de los jugadores del plantel. Listo el pollo.
El equipo no se terminó de armar nunca y para colmo pasaron siete partidos sin triunfos. Y obviamente el agua empezó a subir. Hubo un desahogo nada menos que ante River en la Bombonera pero ya a esa altura no había vuelta atrás. Era cuestión de tiempo. Pero los papelones siguieron a la orden del día, como las derrotas 1-4 con Chacarita en Huracán y 1-2 con Central en la Bombonera, encuentro en el que Riquelme volvió a ver una roja por protestar.
Así a los tropezones llegamos al jueves 8 de abril, noche que Boca cayó feo 0-3 con Colón en Santa Fe y fue la bajada de guillotina para la cabeza de Alves. No sin antes irse casi a las manos en los vestuarios con Javi García.
Tercer y último (?) ciclo
El tercer ciclo tuvo un origen similar a los otros dos. O sea, Alves cayendo de paracaidista tras la ida de un técnico. Esta vez el que se iba fue Basile y su renuncia indeclinable, en plena pretemporada a fines de enero de 2010, puso a la dirigencia de Boca contra la pared. A días del comienzo del Clausura, no había ni por asomo un Plan B para el baldazo de agua fría y en dos patadas se eligió al Chueco como DT. Pero esta vez nada de interinatos. Técnico oficializado en el cargo hasta el cierre del campeonato. Sí señor. Y la ruleta comenzó a girar.
Antes de detenerse a analizar la gestión de Alves, hay que reconocer que muchos de los jugadores del plantel estaban en un nivel bajísimo. Pero el Chueco ayudó poco y nada con cambios, más cambios y muchos más cambios. De jugadores y de puestos. Por H o por B jamás repitió un equipo. Si a eso le sumamos su costumbre de no callarse nada delante de los micrófonos, le agregamos una pizca de mala suerte y manejo casi nulo de la interna del vestuario, el cóctel fue infernal.
Debutó en cancha de Argentinos en un empate 2-2 por la primera fecha, a priori un resultado positivo. Pero si vemos que Boca se puso 2-1 faltando cuatro minutos y el empate llegó en una pelota parada a los 48, la cosa toma desde ya otro color. Y lo de la pelota parada es una de las cuentas pendientes del técnico. ¿Por qué decimos esto? Porque nunca pudo armar una defensa más o menos estable en 13 partidos. Jugaron Ibarra, Medel, Muñoz, Bonilla, Luiz Alberto, Monzón, Barroso, Paletta, Villafañe, Morel Rodríguez, Erbes y menos mal que Iturrieta se retiró hace bastante, sino capaz que entraba un rato.
Boca ganó en la segunda fecha a Lanús y lo que pintaba como un arranque prometedor empezó a pasar de castaño a oscuro al compás de los malos resultados y en especial de los tres goles de Ñuls en el primer tiempo en la derrota 2-4 de la tercera fecha. A partir de esa goleada en Rosario, Alves en vez de tratar de poner paños fríos, tiró bidones de nafta en las incipientes llamas. Porque enseguida empezó a hablar de que no le iba a temblar el pulso en borrar a nadie y que no había histórico que valga de cara al futuro. Al toque el Pato Abbondanzieri fue al banco y empezó la danza de modificaciones. Sacó y puso todo el tiempo, y hasta se dio el lujo de tener cruces con varios de los jugadores del plantel. Listo el pollo.
El equipo no se terminó de armar nunca y para colmo pasaron siete partidos sin triunfos. Y obviamente el agua empezó a subir. Hubo un desahogo nada menos que ante River en la Bombonera pero ya a esa altura no había vuelta atrás. Era cuestión de tiempo. Pero los papelones siguieron a la orden del día, como las derrotas 1-4 con Chacarita en Huracán y 1-2 con Central en la Bombonera, encuentro en el que Riquelme volvió a ver una roja por protestar.
Así a los tropezones llegamos al jueves 8 de abril, noche que Boca cayó feo 0-3 con Colón en Santa Fe y fue la bajada de guillotina para la cabeza de Alves. No sin antes irse casi a las manos en los vestuarios con Javi García.
En total dirigió 18 partidos oficiales, con sólo 3 victorias, 6 empates y 9 derrotas. Pudo gritar 22 goles a favor y sufrió 31 en contra. Números de por sí, bien contundentes para definir su gestión (?).