domingo, 21 de junio de 2009

Bianchi vs Plateísta de la preferencial


No es un hecho muy común ver a un director técnico del club pelearse con un hincha de Boca en pleno partido y ante las cámaras de televisión. Y eso que por el banco de suplentes desfilaron, entre otros, un Habegger que aguantó escupitajos, un Aimar que aguantó botellazos y un Basile que aguantó petacas de whisky y cubitos de hielo.
Por eso, queda la sensación de que lo que tuvo que soportar Carlos Bianchi la tarde del 2 de noviembre de 2003 fue un poroto. Tarde recordada por todo lo que atajó el arquerito de Independiente y por la tremenda murra a Carlos Tévez que lo sacó de las canchas por un largo tiempo.
La piedra de la discordia fue Miguelito Caneo. Una especia de pollo del Virrey, bancado en muchas oportunidades cuando ya quedaba medio evidente que al pibe no le daba el cuero para ser el enganche de Boca.
Y esa tarde de 0-0 ante el Rojo en la Bombonera, luego de que Caneo rifara un par de avances, un plateísta de la preferencial se sacó y le gritó al juvenil y al mismísimo Virrey para que lo reemplazara.
Bianchi, dejando a un lado su característico perfil ultrabajo, reaccionó y encaró derechito hacia donde estaba el plateísta al grito, tal vez desmedido, de que si no le gustaba el pibe se vaya a su casa a ver el partido por tele.
Si nos agarramos de los hechos, algo de razón habrá tenido el plateísta, porque a los 20 del segundo tiempo, tras una flojita actuación, Miguel Eduardo Caneo voló a las duchas dejándole el lugar a Cángele.
Para el final, nos queda un interrogante: ¿no habrá sido peor el remedio que la enfermedad?