Tal vez para plantársele de una a Takahara, Yourassousky o Yao Li a ver quién de todos es la incorporación más bizarra en la historia de Boca (¿futura encuesta?), cayó a mediados de 2002 y como peludo de regalo el húngaro Robert Waltner.
Delantero de 24 años, 1,84 de altura y procedente del Zalaegerszeg de Hungría, que llegó al club a cambio de 150.000 dólares y pura y exclusivamente por las gestiones llevadas a cabo por la dirigencia que se jugaron en Waltner algo así como un pleno en la ruleta. Para colmo, su arribo no le gustó ni medio al Maestro Tabárez.
Los primeros días de Waltner fueron desopilantes. Como no entendía una jota de castellano, la embajada de Hungría le puso un traductor para que por lo menos tire un par de bombas de humo: "...estoy como en las nubes, no puedo creer lo grande que es Boca. Aparecí en una foto de un diario y ya me saludan. Es más, fui a un negocio de ropa y el dueño, que era hincha de Boca, me reconoció y me hizo el 30 por ciento de descuento por un autógrafo y una foto. Increíble...".
Agregó algo más de humo cuando dijo que "...a excepción de Puskas o Kocsis, glorias de la década del 50, de Hungría no trascendieron grandes jugadores. Ojo, yo no soy tan bueno como ellos, pero tengo lo mío. Creo que no cualquiera juega en un equipo donde brilló Maradona. Ojalá pueda dedicarle un gol, ya que me contaron que siempre va a un palco...".
Lo que el recién llegado evidentemente no sabía es que él no era el primer húngaro en llegar al xeneize ya que un paisano suyo, Francisco Shon "Sas", recaló en Boca en 1939, directo del Hungría FC.
Todo muy lindo, pero la hora del debut no llegaba. Y lo peor de todo es que no llegó jamás. Robert Waltner no jugó nunca en la primera de Boca. Ni siquiera un minuto. Disputó solamente un partido de reserva en la Bombonera.
Es evidente que no ser del agrado del técnico, más el arribo paralelo del Pampa Sosa, más su elevada opción de compra de 1.000.000 de verdes, más sus continuas lesiones (en su corta estadía se le detectó un ganglión en el tobillo y sufrió una operación de un sobrehueso y de un problema ligamentario en el tobillo derecho) armaron flor de combo para que su paso sea nulo. Lo que se dice flor de paquete.
A todo esto hay que sumarle un detalle no menor. Las miradas y comentarios subidos de tono que despertaba su infartante novia Petra, en Casa Amarilla, tal vez lo hayan decidido a tomárselas urgente. Porque eso de no jugar vaya y pase, pero ya tener que aguantar que te traten de soplar la mina es el colmo.
Armó las valijas y antes de 2003 ya estaba de vuelta en su pago para jugar en el Vasas. Previamente su derrotero había incluido al Videoton, al Ujpest y al Zalaegerszeg, todos de Hungría.
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