Antes de empezar a carnear a Pablo Alberto Matabós, hay que reconocerle algo. Es portador de un apellido emblemático que con solo nombrarlo remite a una época bien concreta de la historia de Boca. Y esta cualidad (?), se da en muy pocos jugadores. Sobre todo teniendo en cuenta que estamos hablando de un tipo que jugó apenas 17 partidos oficiales, no hizo goles, no ganó campeonatos y daba bastantes ventajas en el sector derecho de la defensa.
Marcador de punta surgido de las divisiones inferiores que asomó la nariz en la primera en el vendaval que fue 1984. Debutó el 20 de junio en la derrota 0-3 contra Argentinos Juniors en cancha de Ferro por el Metropolitano. Y de allí hasta el final de ese campeonato formó parte de la tómbola de jugadores que, por diferentes motivos, entraban y salían todo el tiempo.
La temporada siguiente, la 1985/86, la arrancó como titular en ese buen despegue que tuvo el xeneize en el torneo, pero promediando la primera rueda, el Plumero Gómez sólo con un poco de pierna fuerte le sacó claramente el puesto. La verdad es que Matabós era peso pluma a la hora de la marca y la foto es testimonio de una siesta que terminó en escapada del Puma Rodríguez y penal del uruguayo Balerio frente a Español en la Bombonera.
En total jugó casi tantos amistosos como partidos oficiales, y fue así como se llevó un par de recuerdos para toda la vida. Porque así como fue uno de los que pisó el Camp Nou en la peor derrota de Boca en toda la historia, tuvo su noche de revancha en esa misma gira al darse el tremendo gustazo de meter un gol en el triunfo 2-0 al Niza en Francia.
Su carrera tras alejarse de Boca, por lo menos para nosotros, es todo un misterio y nos queda la enorme duda si tras sacarse la camiseta azul y oro y viendo como venía la mano, no habrá optado por dejar el fútbol.