El domingo 7 de mayo de 1989, los últimos minutos del Boca 0 - Ferro 0 fueron un hervidero. Ya en plena recta final del campeonato 1988/89, la fecha 34 se convertía en partido bisagra para continuar la persecución del Independiente puntero. Las portátiles avisaron del triunfo del Rojo ante Ñuls y los tres o cuatro minutos que había que jugar en la Bombonera fueron un parto.
Y lo de jugar es una forma de decir. El equipo de Pastoriza fue a los ponchazos sobre el área del Riachuelo a buscar el gol salvador que le diera aire, impida que los de Avellaneda se escapen en la tabla y de paso frene la catarata de silbidos que bajaban de las tribunas. Y llegó el milagro.
A los 89, un pelotazo de Comas que voló hacia el área, fue dominado por Latorre de espaldas al arco y con el pecho para girar, darse vuelta, pegarle de volea y clavarla en el ángulo de Vivalda. Golazo, explosión, desahogo y triunfo. Todo por el mismo precio.
Pero evidentemente el nerviosismo quedó instalado en el campo de juego. Tras el pitazo final de Vigliano, los 22 se juntaron en mitad de cancha y tras los abrazos de rigor, se armó. Duró nada pero los empujones fueron prueba suficiente de que hubo catinga (?). ¿Qué pasó? Que hablen los protagonistas.
Según Comas “...el arquero venía caminando hacia mí, yo estiré la mano pensando que quería saludarme y me pegó una trompada...”.
Según Vivalda “... Comas se puso nervioso y no entiendo por qué. Yo no lo toqué...”.
Los testigos in situ como Marangoni y otros jugadores de Boca saltaron enseguida para frenar a Comas en su búsqueda desesperada por amasijar al arquero verdolaga. Y les costó bastante frenar al paranaense, pese a su baja estatura. De hecho Comas, arrastró varios metros a dos o tres en su intento fallido de alcanzar al agresor. En criollo, estaba completamente sacado.
Y no es porque este blog sea de Boca, pero le damos la derecha a Comas, ya que Eduardo Katcherian, el juez de línea del partido, vio el hecho, se lo comentó a Vigliano y el juez lo puso en el informe para que le den un par de fechas de descanso a Vivalda.
Y lo de jugar es una forma de decir. El equipo de Pastoriza fue a los ponchazos sobre el área del Riachuelo a buscar el gol salvador que le diera aire, impida que los de Avellaneda se escapen en la tabla y de paso frene la catarata de silbidos que bajaban de las tribunas. Y llegó el milagro.
A los 89, un pelotazo de Comas que voló hacia el área, fue dominado por Latorre de espaldas al arco y con el pecho para girar, darse vuelta, pegarle de volea y clavarla en el ángulo de Vivalda. Golazo, explosión, desahogo y triunfo. Todo por el mismo precio.
Pero evidentemente el nerviosismo quedó instalado en el campo de juego. Tras el pitazo final de Vigliano, los 22 se juntaron en mitad de cancha y tras los abrazos de rigor, se armó. Duró nada pero los empujones fueron prueba suficiente de que hubo catinga (?). ¿Qué pasó? Que hablen los protagonistas.
Según Comas “...el arquero venía caminando hacia mí, yo estiré la mano pensando que quería saludarme y me pegó una trompada...”.
Según Vivalda “... Comas se puso nervioso y no entiendo por qué. Yo no lo toqué...”.
Los testigos in situ como Marangoni y otros jugadores de Boca saltaron enseguida para frenar a Comas en su búsqueda desesperada por amasijar al arquero verdolaga. Y les costó bastante frenar al paranaense, pese a su baja estatura. De hecho Comas, arrastró varios metros a dos o tres en su intento fallido de alcanzar al agresor. En criollo, estaba completamente sacado.
Y no es porque este blog sea de Boca, pero le damos la derecha a Comas, ya que Eduardo Katcherian, el juez de línea del partido, vio el hecho, se lo comentó a Vigliano y el juez lo puso en el informe para que le den un par de fechas de descanso a Vivalda.