lunes, 27 de septiembre de 2010

El fugaz paso de Yao Li por Boca


En épocas de vacas gordas (no éstas), Boca se daba el gusto de experimentar trayendo jugadores de los más inhóspitos rincones del mundo. El objetivo primordial era que la "Marca Boca", slogan promovido por el ex presidente Mauricio Macri, se expandiera hasta el punto de incursionar en nuevos mercados. El caso emblema de este experimento fue el de Naohiro Takahara, aquel delantero que todos recuerdan por haber levantado una mata de pasto primero, y convertido un gol después, en un 6-1 de Boca sobre Lanús jugado en 2001. No reparando en que ese "invento" resultó pésimo, Mauricio fue por la revancha y durante el viaje que hizo por Asia antes de la final con el Milan, le ofrecieron dos jugadores, observó videos y eligió al volante del Dalian Shide Football Club, uno de los más importantes del país, que había sido campeón en cuatro de los últimos cinco torneos locales (tercero en el último) y semifinalista de la Champions League de Asia. De esta manera, a poco más de un mes de haber levantado la Copa Intercontinental ante el Milan llegó Yao Li, quien por espacio de ocho días se dió un baño (?) de lo que se conoce como "Mundo Boca".
Con una carga de 33 horas de viaje encima, con escalas y retrasos incluídos, este volante zurdo de 26 años proveniente del Dalian Shide de su país, pisó suelo argentino un día viernes. Acompañado por un dirigente de Boca, tuvo tiempo de esbozar una sonrisa y posar con la camiseta en sus manos para los pocos medios que cubrieron su arribo a Ezeiza. Desde el aeropuerto se trasladó hasta Casa Amarilla en donde lo esperaba un suculento perro asado. Al llegar, estrechó su mano con Schiavi y recibió un cálido saludo de Carlos Bianchi. Sin más preámbulos (?), se subió al micro y se marchó a Tandil para comenzar la pretemporada.

En su primer día con la pilcha boquense, ya instalado en la Posada de los Pájaros, sufrió una de las clásicas palizas en pendientes del Profe Julio Santella. Piques y saltos de rana también fueron parte de la agobiante rutina. Como si esto fuera poco, el idioma comenzaba a pesar a la hora de las indicaciones del cuerpo técnico. Por la tarde, mientras el plantel se preparaba para hacer fútbol, el chino quedó pagando varias veces en el jueguito con pelota con sus nuevos compañeros. La idea era tocar de primera sin que la bola cayera al piso. Pero cada vez que ésta le llegaba, la dejaba picar. Un Raúl Cascini solidario intentó explicarle cómo venía la mano pero no tuvo éxito así que los muchachos tuvieron que llamar al intérprete. El kinesiólogo Rubén Araguas, en cambio, fue más práctico. Como el chino se mandó a trotar con los titulares, cuando en realidad tenía que hacer ejercicios con otro grupo, lo agarró como pudo y se lo llevó a otro lado.
Pese a algunos inconvenientes relacionados con su adaptación, hasta ese momento el jugador cumplía con todo lo que le solicitaban. Al día siguiente, domingo, se destacó en los ejecicios en el Lago del Fuerte, en el recorrido de los 3,5 kilómetros y en los cuatro del circuito del Dique y, en su primer picado informal, convertió un gol en un minitorneo de fútbol cinco en la arena. Sin embargo, en un amistoso en Ferrocarril del Sud, jugando para los suplentes como volante por izquierda, mostró poca actitud, se lo vió desmejorado físicamente y perdido en la cancha. Para colmo, tuvo que abandonar el encuentro a los 52 minutos por un dolor en el tobillo izquierdo producto de un choque con el "Flaco" Schiavi. justamente quien había sido el primero en darle la bienvenida en Casa Amarilla. Carlos Bianchi, luego de observar la práctica con mucha atención, daba sus primeros conceptos sobre la nueva figura (?): "...el lunes fue la primera vez que hizo fútbol y está pagando el derecho de piso. Viene de estar de vacaciones y no se puede ser tan categórico de acuerdo a su producción futbolística, desde el momento en que está siguiendo un ritmo de trabajo muy elevado. No me puedo permitir juzgar a alguien en esta situación. Cuando termine la pretemporada se tomará la decisión...", aseguró.
Al día siguiente, en la segunda práctica de fútbol, el chino jugó sin dolor y con total normalidad, más allá de que el físico no le terminó de responder debido a la dura exigencia física impuesta por el PF Julio Santella. Sin embargo, para el miércoles, la lesión se agravó y ni siquiera pudo participar de los siguientes trabajos. Sólo se limitó a pararse cerca de donde trabajaban sus compañeros, descalzo y casi sin moverse. El por entonces doctor Jorge Batista, a través del traductor Carlos Weng, le ordenó hacerse una ecografía, además de otros estudios, para poder ver la gravedad de la lesión. El panorama pintaba oscuro para el chino ya que con esa lesión que acarreba se tornaba muy difícil que Carlos Bianchi tuviera tiempo suficiente como para evaluarlo antes de que terminara la pretemporada, momento en el que iba a decidir si permanecía en Boca o se volvía a su país. El miércoles no pudo más y no hizo más que seguir los dos turnos desde afuera. En esos últimos días, por los dolores, había pasado cuatro veces por la clínica Chacabuco.
Luego de pasar varios días sin hacer ningún tipo de ejercicio físico y al no poder ser evaluado en cancha, Yao Li abandonó Tandil al no ser incluído entre los jugadores que viajarían a Mar del Plata para disputar el torneo de verano. "...salvo el chino, viajan todos a Mar del Plata. ¿Por qué no va el chino? Porque se vuelve...", eran las duras palabras del Virrey, quien ya sonaba fastidioso por sentirse obligado a aceptar estas decisiones dirigenciales y luego tener que ser él quien comunicara la decisión al jugador. Con la decisión tomada se aguardaba la palabra de Macri, que no tardó en llegar: "...el jugador vino a hacer una prueba, no a salvarnos. No es fácil jugar en el campeón del mundo...". Además, el Ingeniero reconocía que la llegada del jugador asiático formaba parte de un gran negocio a futuro que si fracasaba no iba a quedar otra que volver a intentarlo hasta pegar con un jugador que la rompa y deje millones.
Previo a su viaje de vuelta, desde la prensa se comenzó a decir que varios clubes argentinos, entre ellos San Lorenzo e Independiente, estaban interesados en contratar sus servicios. Humo del bueno. Finalmente, el jugador oriental se tomó un avión de regreso a su país para pasar las fiestas chinas junto a su familia no sin antes dejar unas palabras: "...estoy muy agradecido por la posibilidad que me dio Boca, porque para mí fue un orgullo trabajar con el campeón del mundo. Los compañeros me trataron amablemente y siempre me sentí muy cómodo...", explicó Yao Li. Además, aclaró que el motivo de su bajo rendimiento en las pruebas de fútbol tuvo que ver exclusivamente con el estado físico: "...los primeros trabajos fueron muy duros y a mí me costaron mucho, porque venía de las vacaciones y no estaba acostumbrado a esta clase de ejercicios...".
Pero el paso del oriental por Argentina no termina acá. Durante su estadía en Boca, en su búsqueda de información acerca de las condiciones futbolísticas del jugador, la prensa argentina se topó (?) con la novedad de que Yao Li hacía era modelo de ropa y hasta había desfilado para Calvin Klein. Mejor ni imaginar las cargadas de algunos peso pesado del plantel boquense de esos años para con el pobre Yao.
Obviamente, en lo futbolístico, el paso de Yao Li fue más que intrascendente pero al menos en sólo ocho días dejó más anécdotas que cualquier jugador del plantel actual.