¿Cuántas veces los hinchas de Boca se habrán acordado de ese jugador que marcó un gol sobre la hora y que encima ese gol haya significado que se frustre la chance de dar una vuelta olímpica o algún caso en el que ese jugador se hizo grande ante Boca y luego haya desaparecido? Ejemplos sobran. Pero como la vida es un boomerang y todo vuelve, el destino se hizo eco de la justicia que clamaba Boca y como dice un viejo proverbio: “El que las hace las paga”.
.
Para graficar, un claro ejemplo es el de Hernán Peirone que en el clásico del Clausura 2005, le convirtió tres goles al "Pato" Abbondanzieri y se convirtió en la estrella del partido y de la semana. No hubo diario, canal de televisión ni radio que no le haya hecho una nota. Sin embargo, luego de esa jornada inolvidable, el "Látigo" pasó por debajo de una escalera (?), vió un gato negro y nunca más volvió a ser el de esa tarde en el Nuevo Gasómetro. Sí volvió a los primeros planos (?) al conocerse sus múltiples lesiones y conflictos con la dirigencia azulgrana quienes se negaban a mantener en el plantel a un jugador joven pero plagado de roturas en sus piernas. Sin lugar en el mundillo futbolístico Peirone cayó en el Emelec y al día de hoy se desempeña en el humilde San Luis de Quillota, Chile.
.
Para el segundo caso hay que trasladarse a la cálida ciudad de Manizales, en donde el Once Caldas, un modesto equipo colombiano, supo hacer historia allá por el año 2004 cuando alzó la Copa Libertadores eliminando nada más ni nada menos al por entonces campeón. Esa noche de julio, Boca y el local empataron 1-1 y como en el partido de ida también habían igualado, el encuentro se definió por penales. Allí, un imitador (?) de Higuita llamado Juan Carlos Henao le atajaría sendas ejecuciones a Alfredo Cascini y a Franco Cángele que sumado a los disparos fallidas del “Flaco” Schiavi y de Nicolás Burdisso, dejarían a Boca sin la posibilidad de lograr una nuevo torneo continental. De todas formas Boca se ya se había sentido campéon en la ronda previa.... Luego de consagrarse en la Libertadores, el Once Caldas enfrentó al Porto en lo que fue la última Copa Intercontinental que se disputó. En 120 minutos de partido el conjunto colombiano se salvó gracias a las buenas intervenciones de Henao. Pero en los penales, a diferencia de lo que había ocurrido ante Boca, el arquero no detuvo ni un penal. Eso no es nada. Con la serie 4-3 a favor del Once, la gloria estaba en los pies de un ex Boca, Jonathan Fabbro, pero éste falló su tiro. La serie se igualó en 7 pero finalmente Pedro Emanuel le dio el trofeo a los portugueses. A partir de allí, la carrera de Henao cayó en picada. Fue al Santos de Brasil, en donde no la vió ni cuadrada, pasó sin muchas luces por el fútbol venezolano hasta que en 2009 regresó a su país para jugar en el Cartagena en donde sufrió una grave lesión que lo tuvo siete meses alejado de las canchas. En 2010 volvió a su viejo amor en donde busca volver a lucir.
.
Si viajamos en el tiempo también se pueden encontrar casos como el de Sebastián Clotet. Aquel 1 de noviembre de 1997 quedará en la memoria de los hinchas de Boca como la noche en que una nueva frustración asomaba. El Boca del Bambino, que marchaba puntero hasta ese entonces, recibía a Lanús en una Bombonera colmada de ilusión por el andar de un equipo que si bien no jugaba como para aplaudirlo, era efectivo y pretendía cortar la racha de vueltas olímpicas del rival de toda la vida. Sin embargo, nadie esperaba que a los 60 minutos de partido un ignoto volante zurdo del "Grana" callara por completo el estadio al marcar un tanto con el que dejaba a Boca caído anímicamente y detrás de un River que se consagraría nuevamente campeón. Luego de ese tanto consagratorio, Sebastián Clotet deambularía por clubes del ascenso, volvería a Unión pero un problema en los riñones le impidieron jugar. Con 35 años soñaba con volver al Tatengue pero no se le dió. Su minuto de fama había pasado.
.
Obviamente, estos tres casos son sólo algunos de los miles que se pueden encontrar en la historia de Boca. De a poco, se reseñarán algunos más que luego de amargar al Xeneize, lo sufrieron en carne propia...