La Copa Intercontinental de 2000 no sólo movilizó en masa a todos los hinchas de Boca sobre la faz de la tierra. La comunidad japonesa en la Argentina no quiso quedarse afuera de semejante acontecimiento histórico y actuó en consecuencia.
Así fue como la embajada nipona organizó para ese martes 28 de noviembre, un gran evento en el Centro Cultural Japonés. La cosa obviamente arrancaba bien temprano con la proyección del partido y con dos invitados grosísimos y de estirpe boquense por donde se los mire: el Rata Rattín y el Toto Lorenzo .
Hacia allí fueron todos los canales de televisión y se apostaron para cubrir el choque de dos culturas diametralmente opuestas frente a un partido de fútbol de tanta importancia. El Rata fue el encargado de romper el hielo y ni bien se acomodaban delante de la tele, le sugirió al Toto “...sentémonos cerca de la televisión, a ver si puedo pegar una patadita...”. Lorenzo no llegó a responder de los nervios que tenía. Sólo alcanzó a decir “...aunque sea por un córner pero que ganemos...”.
Pitó el colombiano Ruiz y las medialunas prolijamente colocadas en un plato volaron por el aire tras el 1 a 0. Si a esa altura la organización oriental no entendía del todo la magnitud de lo que estaba pasando, directamente se quedó en pelotas con el 2 a 0. Rattín se paró, gritó el gol y estalló inmediatamente en lágrimas.
Los minutos finales fueron con los dos próceres a puro nervio y rodeados de un montón de gente que se reía para la ocasión. Con la vuelta olímpica hubo aplausos y un Lorenzo que respiró aliviado. Le pusieron un micrófono y dejó una frase bien de las suyas: “...se le dieron todas a Boca, que a través de la gran cantidad de gente que llevó a Japón demostró lo grande que es...”. Claro que sí.