Entre un Armando que soñó con construir un nuevo estadio en la Costanera Sur y un Macri que quiso mudar la Bombonera al Bajo Flores y hasta compartirla con River mejor ni hablar, podemos situar a un Don Antonio Alegre a la hora de irse por las ramas en lo que a la cancha de Boca se refiere.
Promediando 1992 empezó a correrse la bola (?) de que la Bombonera iba a ser techada en su totalidad. Lo que generó un revuelo bárbaro. Ni hablar cuando hasta se presentó oficialmente una maqueta y Heller tomó la palabra para dar casi por hecho la obra: “...el proyecto del techado es viejo. Ahora estamos en otra etapa y reflotamos la idea con Alejandro Romay, quien está dispuesto a hacerse cargo de la financiación a cambio de la utilización del mismo...”.
La cosa iba tan en serio que hasta se mandó el proyecto a los Estados Unidos para un minucioso estudio. Pero la carpeta (?) volvió con malas noticias. Un par de cráneos dictaminaron que no era conveniente embarcarse en la aventura de realizar el techado total de la Bombonera ya que resultaría por demás antieconómico dado su alto costo y poca utilidad. Putos (?).
Cosa que derivó en un más modesto plan B que consistía en techar solo los sectores en donde se ubicaran los hinchas. Pero nada de nada. Los ladris vendedores de bolsas de residuos como pilotines en los días de lluvia, agradecidos.