Si arrancamos con un “...al César lo que es del César...” ya tendriamos un inicio. Flojito, pero inicio al fin. Ahora, no nos podríamos quejar si alguien pregunta malintencionadamente: ¿qué es concretamente lo que le corresponde a Raúl Andrés César? Y la verdad, difícil encontrar una respuesta.
Volante pelilargo por izquierda de los que hoy llamaríamos enganche, habilidoso pero algo calesitero, que llegó calladito en 1989 para sumarse al ciclo de Aimar.
Debutó oficialmente el 26 de noviembre casi terminando la primera rueda de la temporada 1989/90. Fue una tarde nublada frente al Lobo en la Bombonera cuando el Cai puso suplentes priorizando la Supercopa. César, suplente de los suplentes, entró a los veinte del segundo tiempo por Hoyos más que nada para hacer de diez y coordinar los ataques xeneizes. Misión más que jodida teniendo en cuenta cómo chocaban ese día Pico en una punta, el Coya Gutiérrez por el medio y Sergio Berti por la otra banda. Y sin exagerar, esa delantera puede tirar al bombo al más pintado. Obviamente la aventura terminó como tenía que ser. Derrota final 2-3. Digna, pero derrota al fin.
En el Apertura 90 sumó algunos minutos aislados formando parte del infernal mete y saca jugadores que había decidido Aimar en la agonía de su gestión. En una de esas incursiones, César metió su único gol con la azul y oro en el pecho con medias blancas (?). Fue una volea de atropellada sobre el arco del Riachuelo para empatar un partido chivo que había empèzado 0-2 a favor de Mandiyú de Corrientes.
En 1991 con Tabárez en el banco pudo jugar menos todavía. Y hay un motivo contundente. Ese equipo del Maestro era una máquina que ponía a los rivales en fila para ganarles. Y eran épocas en las que no se hablaba ni por asomo de rotación. Los titulares ponían la cara en el campeonato local y tambien en la Libertadores, postergando a todo el resto del plantel.
Tras el mazazo en las finales con Ñuls, jugó algunos partidos de la Liguilla y cerró su paso por Boca dejando para la estadística 14 encuentros disputados y 1 solo gol covertido.
Su carrera incluyó dos ciclos en Estudiantes de Buenos Aires, Platense, Vélez, Unión General Pinedo de Chaco, Querétaro FC de México, Millonarios de Colombia y Kalamaria de Grecia.