En febrero de 1980 y en el marco de un cuadrangular amistoso (?) bautizado “Trofeo Torre del Vigía” se puso de manifiesto una vez más la hermandad rioplatense en jornadas que casi regaron con sangre el estadio Campus de Maldonado de la República Oriental del Uruguay. Pero empecemos por el principio.
El miércoles 20, el ciclo Rattín daba sus primeros pasos y ya debía ajustarse bien fuerte las canilleras para enfrentar a Peñarol. El que esperaba en la final era el Racing del Toto Lorenzo tras vencer 2-1 a Nacional.
El partido fue áspero desde el vamos y las piernas fuertes iban y venían todo el tiempo. Pero hay que decir que el juez Roque Carullo, uruguayo él, ayudó poco y nada haciendo la vista gorda ante algunas patadas duras del fondo Carbonero. Entonces Boca no se quiso quedar atrás y entró a meter más de la cuenta. Hasta que la bola de nieve fue imparable.
Con el partido en derrota 1-2 gracias a dos penales cobrados para Peñarol, Carullo echó a Perotti a los 15 del segundo tiempo por un foul fuerte. Tal vez la roja buscó poner fin a la carnicería, pero oh casualidad, Peñarol siguió dando como en la guerra y nada. A los 23, Salinas ajustició a un tal Cáceres y Carullo, ni lerdo ni perezoso, le mostró también la roja dejando a Boca con nueve.
El tema es que ni Salinas ni Perotti pudieron llegar al vestuario porque la puerta estaba cerrada con un candado. Entonces los dos decidieron santarse piolín piolita en el banco de suplentes. Cuando llegaba Salinas con los botines en la mano, un hincha se colgó del alambrado y le gritó: “...che Salinas, a vos te pagan para jugar y siempre te hacés echar...”. El hincha se fue a sentar, tal vez hasta riéndose de la travesura y seguramente sin saber por qué le decían el Loco. Salinas lo fichó, se colgó y le revoleó con uno de sus botines. Estaba por comenzar la locura.
A los pocos segundos el botín cayó sobre el banco de suplentes de Boca. Los de Boca se pararon, insultaron un poco hasta que intervino la policía uruguaya y empezaron los empujones. La cana, rápida para los mandados, agarró en el acto a Robles y a Toti Veglio para llevárselos preso. Tras más forcejeos y ya con el partido parado, Pancho Sá trató de hablar con las fuerzas del orden (foto) para que no se lleven preso a nadie. Pero bastó con que un uniformado saque un sable para que se vaya todo a la mierda. Se armó un remolino donde volaron patadas, piñas y palazos para todo el mundo, mientras algunos policías intentaban llevarse a los dos detenidos.
Letanú y Potente encabezaron al grupo de jugadores que corrieron a los canas, forcejearon, tiraron un par de piñas y consiguieron la liberacion de sus compañeros Robles y Veglio. Lo que casi nadie observó mientras ya empezaban a caer algunos proyectiles, es que el árbitro se había acercado al capitán Pancho Sá y le dijo: “...a partir de este momento a los que salen del campo de juego los expulso...”. Pero la adevertencia fue en el preciso instante en que el equipo entero se estaba cagando a piñas al borde del alambrado. Resultado: tarjetas roja para el Loco Gatti, Tano Pernía, Tesare, Hugo Alves, Agüero, Potente, Randazzo, Letanú y el mismo Sá que se sacó de encima al juez para volver a la lucha.
El juez clavó su cronómetro y suspendió el partido a los 26 del segundo tiempo por falta de jugadores de Boca. De esta manera clasificó Peñarol a la final que días después perdería 1-0 con la Academia.
El miércoles 20, el ciclo Rattín daba sus primeros pasos y ya debía ajustarse bien fuerte las canilleras para enfrentar a Peñarol. El que esperaba en la final era el Racing del Toto Lorenzo tras vencer 2-1 a Nacional.
El partido fue áspero desde el vamos y las piernas fuertes iban y venían todo el tiempo. Pero hay que decir que el juez Roque Carullo, uruguayo él, ayudó poco y nada haciendo la vista gorda ante algunas patadas duras del fondo Carbonero. Entonces Boca no se quiso quedar atrás y entró a meter más de la cuenta. Hasta que la bola de nieve fue imparable.
Con el partido en derrota 1-2 gracias a dos penales cobrados para Peñarol, Carullo echó a Perotti a los 15 del segundo tiempo por un foul fuerte. Tal vez la roja buscó poner fin a la carnicería, pero oh casualidad, Peñarol siguió dando como en la guerra y nada. A los 23, Salinas ajustició a un tal Cáceres y Carullo, ni lerdo ni perezoso, le mostró también la roja dejando a Boca con nueve.
El tema es que ni Salinas ni Perotti pudieron llegar al vestuario porque la puerta estaba cerrada con un candado. Entonces los dos decidieron santarse piolín piolita en el banco de suplentes. Cuando llegaba Salinas con los botines en la mano, un hincha se colgó del alambrado y le gritó: “...che Salinas, a vos te pagan para jugar y siempre te hacés echar...”. El hincha se fue a sentar, tal vez hasta riéndose de la travesura y seguramente sin saber por qué le decían el Loco. Salinas lo fichó, se colgó y le revoleó con uno de sus botines. Estaba por comenzar la locura.
A los pocos segundos el botín cayó sobre el banco de suplentes de Boca. Los de Boca se pararon, insultaron un poco hasta que intervino la policía uruguaya y empezaron los empujones. La cana, rápida para los mandados, agarró en el acto a Robles y a Toti Veglio para llevárselos preso. Tras más forcejeos y ya con el partido parado, Pancho Sá trató de hablar con las fuerzas del orden (foto) para que no se lleven preso a nadie. Pero bastó con que un uniformado saque un sable para que se vaya todo a la mierda. Se armó un remolino donde volaron patadas, piñas y palazos para todo el mundo, mientras algunos policías intentaban llevarse a los dos detenidos.
Letanú y Potente encabezaron al grupo de jugadores que corrieron a los canas, forcejearon, tiraron un par de piñas y consiguieron la liberacion de sus compañeros Robles y Veglio. Lo que casi nadie observó mientras ya empezaban a caer algunos proyectiles, es que el árbitro se había acercado al capitán Pancho Sá y le dijo: “...a partir de este momento a los que salen del campo de juego los expulso...”. Pero la adevertencia fue en el preciso instante en que el equipo entero se estaba cagando a piñas al borde del alambrado. Resultado: tarjetas roja para el Loco Gatti, Tano Pernía, Tesare, Hugo Alves, Agüero, Potente, Randazzo, Letanú y el mismo Sá que se sacó de encima al juez para volver a la lucha.
El juez clavó su cronómetro y suspendió el partido a los 26 del segundo tiempo por falta de jugadores de Boca. De esta manera clasificó Peñarol a la final que días después perdería 1-0 con la Academia.