A mediados de 2002, el Boca de Tabárez se hizo un lindo hueco en la agenda para presentarse en Old Trafford y dar la cara en uno de esos amistosos que valen la pena jugar en serio. Así fue como tras dar batalla y ganar 1-0 en la cancha de Banfield el miércoles 7 de agosto, cruzó el Atlántico y jugó en el Teatro de los Sueños el sábado 10.
La alineación que tramó el Maestro fue un poco rara. A saber: Pato Abbondancieri, línea de tres con Schiavi, Burdisso, Crosa. Un mediocampo con Negro Ibarra, Cascini, Battaglia, Clemente Rodíguez y el Equi González. Y arriba cero sorpresas: Tévez y Chelo Delgado. Y si Boca puso lo que puso, ni hablar de un Manchester que tiró a la cancha a ingleses VIP como Roy Keane, David Beckham, John O'Shea, el colorado Scholes, Ferdinand y a ingleses de alma (?) como Juan Sebastián Verón.
El clima en las tribunas antes del partido parecía copado. De hecho, minutos antes se había celebrado un casamiento en el estadio y se respiraba (?) el aroma a fiesta. Pero bastó para que salieran los equipos y los 56.000 piratas mostraron la hilacha. Pero mejor que hable (?) el Pato: "...miré a los muchachos y todos estábamos sorprendidos. No esperábamos que nos putearan así, pero tampoco que nos recibieran con un aplauso. Por eso agarré y les dije que saludáramos a los ingleses. Y ahí nos aplaudieron...". Bien por la actitud del arquero, que pese a ya haber cambiado la “c” de su apellido por la “z”, viajó sin su nuevo pasaporte y fue anotado como Abbondancieri.
Con la pelota rodando, Boca jamás tuvo el control del partido. Se lo notó quebrado al medio y tratando de seguirle el ritmo al Manchester. Hizo un digno papel pero la derrota 0-2 con goles del holandés Van Nilsterooy fue más que contundente en el campo de juego. Sin embargo, tampoco era cuestión de dejarse pisotear. Y ya mismo veremos por qué.
El clima se enrareció en el segundo tiempo con algunas entradas duras. Y con el casi box que protagonizaron Burdisso y Verón. Pero el momento cúlmine fue, obviamente, la roja a Tévez faltando 20 minutos.
El Apache venía de comerse dos cruces tremendos de Paul Scholes. En uno, fue decididamente atendido por el Colorado. Y a los pocos minutos, aunque no dio la sensación de un ajuste de cuentas, Tévez saltó a buscar una pelota, en el aire bajó el brazo y terminó conectando su codo con la cara del inglés. El árbitro Riley, en tiempo récord, pegó un pique y le revoleó la roja en la cara a un Carlitos que se fue insultado por todo el estadio. Por más que intentó pedir disculpas en el acto, la realidad es que casi se arma una linda katinga en el medio de la cancha. Bastó ver a Crosa buscando a Butt para entender que sólo faltaba una chispita para hacer volar todo por el aire. Pero por desgracia (?) todo quedó en la nada.
Se restableció la calma y el final fue con el Manchester regulando y Boca yendo pero sin lastimar. Y si estuvo lejos del gol con once, mejor ni hablemos de los últimos minutos con diez jugadores y el Pipa Estévez como delantero.