Si usted piensa que en materia de campos de juego lo vio todo, sólo reclínese en su silla, encienda el monitor (?) de su PC y trate de ver la foto que acompaña este post, porque un martes 13 de febrero del 2001 por la segunda fecha del Clausura, Boca recibió en el estadio Soldier Field de Chicago la Bombonera a Unión de Santa Fe. La historia cuenta que a la gente del departamento de obras del club no se le ocurrió mejor idea que cambiar en pleno verano el sistema de drenaje del terreno del campo de juego, con el triste e inesperado resultado de que el césped quedó hundido en donde colocaron los caños nuevos.
Con un dejo de justificación innecesaria, el ingeniero agrónomo a cargo de la obra, Amadeo Doria, comentaba por ese entonces: "...este es un trabajo que lleva 60 días y se realizó en 40. Las zanjas que se hicieron en el terreno son de 40 centímetros de profundidad y están ocupadas por piedras, el caño de drenaje, otra capa de piedras y una de arena. Se sembraron nuevos panes de césped, pero no prendieron bien, se pudrieron. Y la arena, al chupar toda el agua, se hundió y dejó franjas visibles por todo el campo de juego. No hay desnivel, sino menos pasto...".
Como consecuencia de esta macana (?) esa noche Boca recibió al Tatengue en una cancha cuadriculada, con el pasto blando y las franjas verdes teñidas. Así las cosas, fueron los jugadores los que sintieron el mal estado del campo pero tampoco se puede decir que por eso Boca cayó ante los santafesinos por 3-1. Lo que sí intentaron, como suele suceder, fue justificarse: "...la cancha tiene más rayas que de fútbol americano...", espetó un jugador de aquellos años. Ni hablar del humor de Carlos Bianchi al ver cómo estaba el pasto...
Pero ésto no fue todo lo que sucedió esa noche Al pésimo estado del campo de juego hay que agregarle que esa noche Boca estrenó una de las más feas camisetas que se hayan usado en la historia, que la derrota ante Unión se produjo con dos goles de Andrés Silvera, acostumbrado a mojarnos la oreja, y uno de Matías Donnet, y que producto de esa caída se cumplieron 7 años que Boca no tenía un arranque sin victorias en los dos primeros partidos (en la primera fecha se había empatado ante Argentinos 2-2).
Además, a todas esas desgracias también se le sumó una falla en el sistema computarizado de encendido de la iluminación que dejó a La Bombonera a oscuras durante quince minutos. El hecho se produjo cuando se estaba disputando el partido de Reserva (iba ganando Boca 1 a 0 a Unión, con un gol de Esteban Herrera con la mano). Primero, se cortó la luz en la zona de las cabinas de transmisión y el palco de prensa. Luego, el problema se extendió a la zona de los vestuarios de ambos equipos. Después, la oscuridad fue total en la cancha y en las tribunas y plateas. Minutos más tarde el estadio recuperó la iluminación y el juego se reanudó. Pero esto motivó el enojo del técnico de Boca, Carlos Bianchi, quien salió del vestuario y se dirigió al juez principal, Gustavo Bassi, pidiendo: "...¡Por qué no suspenden el partido de reserva! Si mis jugadores ya están listos para salir a la cancha...".. La furia del Virrey obligó al árbitro a suspender el partido preliminar cuando faltaban ocho minutos. Igualmente, por este inconveniente lumínico, el partido de Primera comenzó con casi diez minutos de retraso. Y por las dudas, dos camiones con grupos electrógenos estaban estacionados en el playón anexo, pero no hizo falta usarlos.
En fin, una cancha en pésimo estado, que continuó estando así por alrededor de tres meses y otras tantos fallidos, le dieron color a una noche bien "Imborrable Boca".