El 8 de abril de 1990 Boca llegó al Parque Independencia para visitar a Ñuls con un par de objetivos bien claros: primero y principal ganar para no perder el tren de la punta y segundo, poder ganar de una vez por todas como visitante, cosa que cumpliéndose la fecha 29 de la temporada, increíblemente todavía no había podido hacer.
El Cai Aimar insistió con su línea de tres y puso en cancha esa soleada tarde a Navarro Montoya, Stafuzza, Simón, Robocop Marchesini, Blas Giunta, Marangoni, Chiche Soñora, Latorrre, Bocha Ponce, Graciani e Itabel.
En un trámite de mucha ida y vuelta, Boca pegó dos piñas seguidas casi sobre el final del primer tiempo y se puso arriba con goles del Bocha Ponce de tiro libre, golazo y de Itabel lanzándose a la carrera en palomita. La tarde pintaba redonda porque los goles, de por sí, no eran para pasar por alto. Ponce, después de varios intentos, hacía valer su pegada y metía su primer tiro libre con la camiseta de Boca. E Itabel, con muchísimo barullo e impresición domingo tras domingo, por fin pegaba una y hacía algo como la gente.
La cosa es que promediando el segundo tiempo descontó el Toto Berizzo y los minutos finales fueron tremendos en Rosario. Ñuls apretó el acelerador, fue a buscar la heroica, su hinchada pidió varios penales y Aimar completó el combo sacando a Marangoni y poniendo a Moya para reforzar (?) la trinchera y terminar bien colgados del travesaño.
En medio del cascoteo de la Lepra, y luego de que el árbitro Ricardo Calabria marcara cuatro minutos de descuento, llegó el momento de la acción. Pese al olor a empate que había copado el área boquense, salió por fin un contrataque. Pelotazo largo, Graciani le fue a pelear una pelota alta a Gamboa, le ganó la posición y encaró al arco casi sobre la media luna. Forcejearon, corrieron juntos y ya dentro del área Gamboa soltó a Graciani y el Murciélago cayó. Calabria se mandó un pique, marcó penal y la hinchada de Ñuls explotó.
Primero cayeron algunos cascotes y pedazos de vidrios. De fondo, el alambrado se hamacaba ante la presión de un montón de gente subida. La escena se completaba con Alfaro, Martino y Scoponi pidiendo calma y la eficaz (?) policía rosarina armando ya un cerco a la entrada del área.
En el campo de juego un incidente entre los jugadores agregó más confusión y terminó de hacer volar todo por el aire. Hubo algunas corridas y un remolino de jugadores. La pelea de fondo era entre Ponce y Alfaro que por poco se van a las manos. ¿Qué pasó? Escuchemos la versión demabos minutos después en el vestuario, todavía con las pulsaciones a full y sin ducharse. Según Ponce: “...no se puede estar llorando todo el tiempo, este muchacho se pasó todo el partido levantando los brazos, reclamando cosas, y en ese momento seguía y era peor por el ambiente que había. Lo único que le pedí fue que se calmara y me contestó “estoy cuidando a tu árbitro”... ahí me puse loco yo...”. Y Roque Alfaro, uno de los mas exaltados, se defendió: “...Lo de Ponce me relajó. A mi modo de ver Calabria nos perjudicó, estábamos alterados...”. Y, la verdad que sí.
Lo concreto es que el descontrol se hizo más grande. A continuación vinieron chorros de agua helada desde las mangueras de los bomberos hacia la tribuna de Ñuls y para que la cosa termine de desmadrarse la policía, parada en forma de abanico, empezó a disparar balas de goma a la popular local.
Calabria suspendió inmediatamente el partido y se fue bajo escudos policiales dejando ver una herida sangrante en su pómulo. El caos y el desbande eran totales.
En los vestuarios, con el ruido de los balazos de fondo, la declaraciones tiraban nafta sobre el fogón. El directivo Daniel Giraudo de la Lepra dejó callados a unos cuantos: “...esto no es bala de goma eh....” mientras mostraba un casquillo de una bala 9 mm.
El presidente de Ñuls, Mario García Eyrea, reflexionó a velocidad ultrasónica (?): “...esta es una provincia desquiciada y la policía no puede ser la excepción. Lo que han hecho no tiene calificativos. Han disparado contra una tribuna llena de mujeres y niños. No tiene nombre. Yo les pido disculpas a los hnchas de Ñuls...”. Sin embargo se permitió termear de lo lindo: “...el arbitraje fue deplorable. Sin mala fe, pero muy malo... Y a veces, involuntariamente, un mal arbitraje provoca estas cosas. Ya hablaremos en la AFA para que este señor Calabria no dirija más en Rosario. Mejor dicho a Ñuls, porque parece que cuando estuvo en Central - Chaco For Ever hubo un penal sobre la hora y qué se yo...”.
El saldo de la jornada fue de 15 detenidos, 9 heridos y partido suspendido a los 89 minutos con el resultado 2-1 a favor de Boca. El primer triunfo de visitante se confirmaría días después en los escritorios de la AFA con el marcador final de 2-0 a favor.