En pleno reviente de los noventa y con Alegre y Heller ya sin brújula a la hora de reforzar el plantel, no sorprendió tanto el arribo del ucraniano Victor Dvirnik al Boca de Menotti en 1994.
Nacido el 25 de febrero de 1969 en Kiev y proveniente del Inter Bratislava de Eslovaquia, su llegada fue a prueba y con la chance de quedarse en el club sólo si el técnico aprobaba su incorporación.
Como Dvirnik no hablaba una goma de castellano, se le hizo casi imposible descifrar el humo que vendía Menotti todo el tiempo captar las indicaciones tácticas del entrenador. Pero gracias a los servicios del Profe Oscar Dean, de Navarro Montoya y de John Jairo Tréllez chapuceando algo de inglés, el ucraniano pudo cruzar unas palabras y jurar que era bueno en esto de jugar al fútbol y que hasta la metía seguido en los arcos rivales. Todo totalmente incomprobable por cierto. A no ser que se quiera investigar a fondo cómo siguió su carrera en el fútbol de República Checa y Croacia tras esos escasos siete días en Boca.
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Gracias a Santiago Vilas