La historia entre Boca y Racing venía en llamas a fines de los ochenta. Y la suspensión del partido jugado en Avellaneda el 22 de diciembre de 1988, correspondiente a la última fecha de la primera rueda del campeonato local, pareció tensar más la cuerda. Por eso la convocatoria de ambos equipos un par de días después para enfrentarse en un cuadrangular de verano en Córdoba, fue un golpe de efecto presentado como una especie de partido revancha de aquel que no había podido terminarse. Claro que éste, jugado el viernes 20 de enero de 1989 en el Chateau Carreras, tampoco podría llegar al minuto 90. Racing abandonó el campo de juego faltando tres minutos y en medio de un bochorno mayúsculo. Pero vamos de a poco.
A los quince del segundo tiempo Walter Fernández puso arriba 1-2 a Racing y a Boca casi al borde del nocaut. Hubo varias salvadas en el arco de Navarro Montoya y la Academia manejaba el trámite. Pero en los minutos finales se dio vuelta la tortilla. A los 39 penal para Boca y expulsión de Gustavo Costas. Tiró el Coya Gutiérrez, atajó Fillol y de rebote, el mismo Coya empató el partido. Al toque, Racing se comió un gol imposible en los pies del debutante Mario Tronco Husillos. Y a los 41, en un contrataque, Villarreal clavó una media vuelta y puso el 3-2 para Boca. Locura en los jugadores de Boca y en sus hinchas. En ese instante, José Steimberg, uno de los organizadores del cuadrangular, se abrazó al borde del campo de juego con el presidente de Eventos Internacionales, Alejandro Palma mientras era observado por todo el banco de Racing, con Alfio Basile y el Panadero Díaz a la cabeza. El Panadero fue a encararlos con la ayuda de Gustavo Costas que en lugar de estar dándose una ducha bien fría se quedó parado mirando el final del partido. Ubaldo Fillol, a esa altura una pava hirviendo, salió corriendo del arco, encaró al árbitro, lo insultó de arriba a abajo y se ganó en buena ley la tarjeta roja. Faltaban tres minutos todavía pero la expulsión al arquero fue el disparador para que Racing comience la retirada del campo de juego a los vestuarios.
A los quince del segundo tiempo Walter Fernández puso arriba 1-2 a Racing y a Boca casi al borde del nocaut. Hubo varias salvadas en el arco de Navarro Montoya y la Academia manejaba el trámite. Pero en los minutos finales se dio vuelta la tortilla. A los 39 penal para Boca y expulsión de Gustavo Costas. Tiró el Coya Gutiérrez, atajó Fillol y de rebote, el mismo Coya empató el partido. Al toque, Racing se comió un gol imposible en los pies del debutante Mario Tronco Husillos. Y a los 41, en un contrataque, Villarreal clavó una media vuelta y puso el 3-2 para Boca. Locura en los jugadores de Boca y en sus hinchas. En ese instante, José Steimberg, uno de los organizadores del cuadrangular, se abrazó al borde del campo de juego con el presidente de Eventos Internacionales, Alejandro Palma mientras era observado por todo el banco de Racing, con Alfio Basile y el Panadero Díaz a la cabeza. El Panadero fue a encararlos con la ayuda de Gustavo Costas que en lugar de estar dándose una ducha bien fría se quedó parado mirando el final del partido. Ubaldo Fillol, a esa altura una pava hirviendo, salió corriendo del arco, encaró al árbitro, lo insultó de arriba a abajo y se ganó en buena ley la tarjeta roja. Faltaban tres minutos todavía pero la expulsión al arquero fue el disparador para que Racing comience la retirada del campo de juego a los vestuarios.
El Pato Fillol se anticipaba a Bergessio casi 20 años y se iba cruzando la pista de atletismo mientras golpeaba su puño derecho sobre la palma de su mano izquierda abierta. El gesto era clarito. Estaba todo pago (?). La confusión era total. El Coco Basile encaró ahí nomás a Pastoriza al grito de “...chorro hijo de puta. Nos robaste dos partidos...”.
El escenario a esa altura era dantesco. Pero faltaba la frutilla. Mientras los jugadores de Racing se iban puteando a medio mundo y ya siendo la hora señalada en que debía terminar supuestamente el partido, se encendió a modo de festejo (?) un cartel gigante con fuegos artificiales que decía “Copa de Oro Córdoba 89”. Calculamos que el encargado de encender el cartel no recibió ninguna contraorden y el tipo cumplió perfectamente su tarea. Pero hay algo que se llama sentido común y evidentemente escaseó esa noche. De más está decir que la retirada fue musicalizada por un estruendoso “..y Racing se cagó, y Racing se cagó, se cagó y Racing se cagó...”.
El escenario a esa altura era dantesco. Pero faltaba la frutilla. Mientras los jugadores de Racing se iban puteando a medio mundo y ya siendo la hora señalada en que debía terminar supuestamente el partido, se encendió a modo de festejo (?) un cartel gigante con fuegos artificiales que decía “Copa de Oro Córdoba 89”. Calculamos que el encargado de encender el cartel no recibió ninguna contraorden y el tipo cumplió perfectamente su tarea. Pero hay algo que se llama sentido común y evidentemente escaseó esa noche. De más está decir que la retirada fue musicalizada por un estruendoso “..y Racing se cagó, y Racing se cagó, se cagó y Racing se cagó...”.
Tras unos minutos, exactamente a las 22.48, Boca y Losutau decidieron irse a los vestuarios. Los pasillos eran un polvorín. Para algún despistado vale la pena aclarar que lo que se estaba jugando era una Copa de Verano y no la final de la Libertadores.
Luego de un rato, Steimberg se apersonó y puso la caripela en el vestuario de Racing. El Panadero le salió al cruce al toque: “...pero escuchame viejo, estas cosas no se hacen. No puede defraudar así a estos muchachos que se rompen el culo durante todo un partido y al final se lo quieren robar. Este tipo es un hijo de puta. estas cosas no se hacen...”.
Jorge Pezutti, vocal de la CD de la Acadé, no tuvo dramas en blanquear que la bronca venía por el fallo del Tribunal luego de la suspensión de un mes atrás: “...¿cómo no vamos a reaccionar así? Nos robaron en Avellaneda, nos roban acá, te están robando. Yo dudo de todo. Del referí y de los organizadores. Boca es más negocio que nosotros en la final ¿no?...”.
Ahora, ¿cuáles eran las protestas concretas? Que siga Pezutti: “...el primer gol de ellos no existió, había por lo menos tres delanteros en offside. El penal lo vio el árbitro solo. Pero lo más grave de todo fue como inclinó la cancha en contra nuestra. Todo porque a los organizadores les conviene que Boca sea el finalista...”.
El plantel de Racing abandonó el Chateau en fila india y casi en silencio. Sólo lloraron hablaron Basile: “...¿Que paso con Pastoriza? Cosas nuestras que ya vamos a arreglar. No necesito decirlo a través de los periodistas...” y el Pato Fillol: “...acá lo más profundo es que se sigue defraudando al público. Se lo engaña...”.
Antes de irse, la bomba oficial en la voz de Juan Destéfano: “...Nos han robado. Boca será taquillero pero tiene que entender de una vez por todas que los partidos se ganan en la cancha, no en los escritorios. Lo único que me tranquiliza es que Racing fue muy superior futbolísticamente, aunque claro, contra todo no se puede. No hay que ser muy sabio para darse cuenta que a todos les conviene Boca en la final. Entonces ahora, en el hotel vamos a decidir si abandonamos este torneo o no. Mi posición personal es que sí, debemos irnos porque esto no es serio...”.
Mientras tanto, los jugadores de Boca recién terminaban de bañarse y el primer consultado fue Marangoni: “...qué raro, mientras ganaba Racing no hubo ningún problema. A mi me parece raro. Hace poco a Boca le tocó perder con Platense y con San Martín seis a uno en cancha de Boca y nunca se fue de la cancha ni le echó la culpa al árbitro...”.
A eso de los dos y media de la mañana y desde el hotel Nogaró, la delegación de Racing avisaba a través de un comunicado oficial su abandono del torneo. Cambiaron los pasajes y ese mismo sábado 21 a las 17,05 volaron desde el aeropuesto de Pajas Blancas hacia Buenos Aires.
Tras la pregunta obligada si la decisión había evaluado algún tipo de sanción económica, Pezutti sacó pecho: “...sabemos a lo que nos exponemos y nos hacemos cargo. Nosotros no podemos afirmar que aquí hubo una mano negra, pero tenemos sospechas. Y sospechamos de todos. No niego que uno de los detonantes de todo esto fue la actitud de los organizadores festejando un gol de Boca. Reconozco que estamos sensibilizados, hace rato que nos sentimos perjudicados. Nosotros no defraudamos a la gente. Le dimos 88 minutos del mejor fútbol. El primer gol fue un grotesco, el penal es más que dudoso. El único gol válido fue el tercero. Para eso que no se jueguen los partidos. O que se jueguen sin importar el resultado, decidiendo por decreto que Boca sea el finalista... Deseo darle un consejo a esta nueva empresa Eventos Internacionales y a su dueño el señor Steimberg: si quieren tener futuro, si quieren seguir funcionando, se van a tener que sacar la camiseta de Boca...”. Calentitos los panchos.
Obviamente no fue Racing el único equipo en la historia que abandonó un partido de verano. Es más, su vecino lo imitó bastante bien un par de años después.