domingo, 27 de febrero de 2011

Gatti bajoneado pide el cambio en el entretiempo

Comparado con la infinidad de tardes y noches de gloria bajo los tres palos boquenses, la jornada del domingo 25 de octubre de 1987 debe haber sido seguramente una de las más penosas para Hugo Orlando Gatti. Y no por comerse un par de goles boludos, cosa que cada tanto hacía, sino por el clima hostil de la Bombonera que lo tuvo como blanco directo al punto de llevarlo a pedir por favor no jugar el segundo tiempo.
La previa mostraba por un lado a una Bombonera llena de punta a punta para recibir al Ñuls puntero por la fecha 10 del campeonato 1987/88. Marco que contrastaba con las 6 derrotas en 9 fechas, las últimas tres consecutivas, y el último puesto de la tabla bien ganado (?). Pero por otro lado, el a esa altura interminable conflicto entre la barra y Gatti por el apoyo de Hugo a la UCR en las elecciones a gobernador bonaerense, ponía una lupa gigante sobre cada actuación de un Loco que cada vez tenía menos red para destilar magia.
Con los equipos acomodándose en el campo de juego, Gatti trotó hacia el arco de Casa Amarilla, ignoró la mítica (?) bandera blanca colgada en el alambrado de socios que pegaba con un “Gatti hincha del Austral” y habrá imaginado un arranque ganador como las tanto que tuvo. Pero no, todo lo contrario. La primer pelota que aterrizó en el área de Boca lo dejó colgado de una palmera (?).
A los 4 minutos Gatti quiso sumar un poroto haciendo una de las suyas que tantas veces le había salido bien: pasarle la pelota por arriba de la cabeza al rival. Martino metió un pelotazo cruzado para Dezzotti, el Galgo la peinó ganándole a Cucciuffo y la pelota fue mansamente hacia Hugo sin contrarios a la vista. La bocha picó una vez y Hugo se abrió un poco para pegarle el manotazo ante la entrada al trote y lejana de Almirón. Pero le erró feo en el cálculo y Almirón llegó antes. El desenlace fue dantesco (?). Gatti saltando y tirando un manotazo al aire mientras el cabezazo de Almirón iba bombeado adentro del arco de Casa Amarilla. Baldazo de agua fría y cruel pase de facturas de la barra con un escalofriante “hi-jo de pu-ta, hi-jo de pu-ta...”. Sin palabras.
Pero aunqe parezca mentira, el escenario empeoró al acoplarse parte de la tribuna de socios cuando a los 25 minutos Roque Alfaro cabeceó y le terminó doblando las manos poniendo el 0-2. De ahí en más, cada pelota tocada por el Loco Gatti fue acompañada por chiflidos e insultos generalizados. Claro que había muchos que lo bancaban pero desde un respetuoso silencio. La estocada final vino unos minutos antes que termine el primer tiempo cuando ante un zurdazo de Almirón, Gatti no alcanzó a rechazarla del todo, la pelota pegó en el travesaño y le terminó quedando servida a Alfaro para que la empuje y ponga cifras catastróficas.
Con el pitazo final de Vigliano, gran parte de la cancha estalló en un doloroso “Genaro corazónnnn, Genaro corazónnnn...”. Gatti salió corriendo y se metió rápido en el túnel mientras la Bombonera era un polvorín.
Ya en los vestuarios, el Toto Lorenzo se acercó para hablar con Gatti, pero el Loco lo primereó dejando helado a todos: “...Toto, no estoy bien, no sigo...”. Lorenzo no pareció inquietarse y reaccionó rápidamente. Se dio vuelta y mirando al Torito Genaro le levantó pulgares y le ordenó “...prepárese, entra usted...”.
Gatti se duchó y se quedó encerrado en el vestuario durante el segundo tiempo. Habrá escuchado los dos goles de Ñuls que redondearon el mazazo final de 1-5 y hasta recibió la visita relámpago del Heber Mastrángelo con el partido en juego. Encima salió sorteado para el control antidóping, lo que demoró hasta entradita la noche su salida del estadio. Camino al playón solo se detuvo para dejar una frase que era un estado de ánimo: “...salí porque estaba mal. Ese primer gol fue una fatalidad y no me pude reponer. Eso fue todo. Pero la verdad no sé si juego la semana que viene con Gimnasia...”.
Antes de subirse a su auto recibió algunas muestras tibias de afecto pero también palazos como el de una señora que lo más campante le soltó un  “...sos un hijo de puta, ¿por qué te vas con ese patrullero adelante...”.
El Toto cerró la tarde tratando de tirarle la toalla y salvarlo del nocaut: “...no hay que caerle tan duro a Gatti. Hay que respetar a los héroes. El nos dio muchas satisfacciones, una Copa Libertadores, hay que ser respetuoso con los ídolos como él...”. Bien por el Toto.