Todos somos concientes que así como Hugo Gatti marcó una época, dio cátedra debajo de los tres palos y se convirtió en un prócer de Boca, de vez en cuando se mandaba alguna que otra metida de gamba. A veces por cancherear, a veces porque sí (?).
Y así llegamos al 11 de abril de 1982, tarde en la que el Loco dijo algún tiempo después que fue la única vez que sintió ganas de irse a los vestuarios en la mitad de un partido. Bueno, técnicamente no era la mitad porque iban apenas 19 minutos, pero todos lo entendimos. Y no era para menos.
Por la primera fase del Nacional 1982 el Boca del Polaco Cap visitó a Central Norte de Salta en la cancha de Gimnasia y Tiro. Como era de esperar hizo mucho calor y había un marco imponente de gente que acampó un par de días para entrar al estadio. A todo esto se le sumó un condimento extra: los pozos del campo de juego tipo bache.
Y así fue como tras un comienzo parejo en donde Boca no podía domar la pelota, los salteños empezaron a sacarle jugo al tema. A los diez minutos, Prycodko pateó un tiro libre desde más de 25 metros y la pelota tras unos piques venenosos se le escapó de caño a Gatti. Locura en el estadio que duró apenas seis minutos hasta que empató Boca a través del uruguayo Krasouski. Pero faltaba lo peor.
Y así llegamos al 11 de abril de 1982, tarde en la que el Loco dijo algún tiempo después que fue la única vez que sintió ganas de irse a los vestuarios en la mitad de un partido. Bueno, técnicamente no era la mitad porque iban apenas 19 minutos, pero todos lo entendimos. Y no era para menos.
Por la primera fase del Nacional 1982 el Boca del Polaco Cap visitó a Central Norte de Salta en la cancha de Gimnasia y Tiro. Como era de esperar hizo mucho calor y había un marco imponente de gente que acampó un par de días para entrar al estadio. A todo esto se le sumó un condimento extra: los pozos del campo de juego tipo bache.
Y así fue como tras un comienzo parejo en donde Boca no podía domar la pelota, los salteños empezaron a sacarle jugo al tema. A los diez minutos, Prycodko pateó un tiro libre desde más de 25 metros y la pelota tras unos piques venenosos se le escapó de caño a Gatti. Locura en el estadio que duró apenas seis minutos hasta que empató Boca a través del uruguayo Krasouski. Pero faltaba lo peor.
A los 19, tras algunos toques intrascendentes, Rubiola pateó desde más de 30 metros y Gatti siguió el manual. Cuclillas, el cuerpo detrás de las manos y todas las de la ley. Pero ni así. La pelota pegó un último pique traicionero, planchó su parábola y se le volvió a meter de caño. Descontrol y gaste en las tribunas.
Central Norte se atrincheró atrás y defendió con uñas y dientes la ventaja. Pero la realidad es que Boca jugó muy mal, sintió el mazazo de esos dos goles y terminó perdiendo el partido 1-2. En los vestuarios hubo lo que hoy se llamaría silenzio stampa, hubo agarrada entre Mouzo y el Loco y recién tiempo después, el mismo Hugo Orlando habló del tema y hasta deslizó la posibilidad de brujerías por parte de unos chamanes salteños.