Antes de que Pascualino pite el inicio de la fecha once del Clausura 1997, Boca Juniors le organizó en el campo de juego un emotivo homenaje a Francisco Varallo, quien caminando con bastante esfuerzo se paró en el círculo central y recibió una plaqueta por ser el máximo goleador en la historia boquense. Vale la pena aclarar que la brillante trayectoria de Pancho, con camiseta de Gimnasia incluida, le valió la ovación de toda la Bombonera incluyendo la tribuna visitante.
Y como si los poderes de Varallo hubieran quedado revoloteando en el campo de juego, lo que se terminó viendo esa noche del viernes 9 de mayo de 1997, fue una goleada del tambaleante Boca del Bambino sobre el trabajado Lobo de Timoteo. Goleada bastante impensada por cierto.
Pero lo que nos importa aquí, más allá del tempranero gol tripero del Colorado Sava y los dos de Latorre para darlo vuelta antes de que termine el primer tiempo, es la producción del Manteca Martínez entre el minuto 15 y el 42 del segundo tiempo. Cuatro goles en el arco del Riachuelo, uno de cabeza y todos demostrando un sentido de la ubicación y olfato envidiables, que le permitieron dejar atrás a Calderón de Independiente en la tabla de goleadores del campeonato y alcanzar esa noche el octavo puesto en la tabla histórica de Boca.
No era la primera vez que el uruguayo se descolgaba con semejante perfomance, ya que un par de fechas antes, había hecho lo mismo contra Huracán de Corrientes en La Boca. Goles que por aquel entonces, gritaba bastante agresivamente y descargando su bronca por jugarse la continuidad con un DT y especialmente una dirigencia, que lo estaban esperando sentados (?) para limpiar.
Así que esa noche, con Enzo Noce dejando todos los rebotes en sus pies, más la nochecita de San Esteban, Cufré y el Pata Pereyra, Manteca hizo desastres y recién se permitió en los vestuarios emocionarse. Se abrazó a su amigo Cedrés y a través de Radio Rivadavia se comunicó en vivo con su papá. Recibió las merecidas felicitaciones desde el otro lado del charco y se despidió: “...sí, otra vez cuatro goles, y ya tengo once en el Clausura. No veníamos ligando, ahora esperemos seguir así. Te veo mañana tempranito en el aeropuerto de Carrasco...”.
Tras el final Boca 6 - Gimnasia 1, Manteca se fue al otro día en el vuelo 222 de Pluna que partió a las 7,45 de la mañana, hizo rancho (?) allá en Montevideo y volvió 24 horas más tarde ya que Veira dispuso la vuelta a los entrenamientos para el domingo 11 de mayo a las 10 de la mañana.