Qué tardecita la de Boca aquel 24 de marzo de 1974. El equipo de Rogelio Domínguez llegó al Cementerio de los Elefantes como puntero de la Zona “B” del Metropolitano y listo para confirmar todas sus buenas intenciones futbolísticas. Pero no, nada que ver. El que terminó ganando, goleando y gustando fue Colón de Santa Fe.
De arranque nomás, antes de los 5 minutos, Trossero abrió el marcador para el Sabalero. Ya en el segundo tiempo vino otro gol de Colón, pero llegó el esperanzador descuento de Enzo Ferrero faltando 15 minutos y el xeneize creyó en la hazaña. ¿Qué pasó después? De todo. Y para empezar, Boca se fue a la carga barracas a matar o morir.
Coscia puso el tercero faltando 10 y desató la fiesta en las tribunas locales. Pero faltaba lo peor. A los 42 minutos Edgar Oscar Fernández, más conocido como el Mono, clavó un descomunal golazo desde atrás de mitad de cancha. Según las crónicas desde unos 57 metros. Un golazo que cerró el marcador en un lapidario 4 a 1 a favor de los santafesinos.
Fernández salió a anticipar un pase largo a Ferrero y como llegaba con lo justo y muy exigido al cruce casi sobre la raya de costado, no quiso ni dominar la pelota ni mucho menos pasársela a un compañero. Saltó y le pegó como venía, fuerte y para arriba. Pero el viandazo (?) se convirtió en un misil que voló directo al arco boquense y para cuando Rubén Sánchez reaccionó, la pelota ya había entrado pegadita al travesaño.
Por si faltaba algo para cerrar una jornada negra, Ferrero tiró un penal afuera casi en tiempo cumplido. Los once que rumbearon al vestuario con las caripelas por el piso fueron Rubén Omar Sánchez, el Tano Pernía, Nicolau, Rogel, Ovide, Marcelo Trobbiani, Mané Ponce, Casares, Patota Potente, García Cambón y Ferrero.