domingo, 12 de diciembre de 2010

La mano negra que dejó a Boca sin la Intercontinental 2001

Cuando era chico, ante una injusticia arbitral, mi viejo solía decirme, para mi consuelo, que los árbitros se equivocan parejo, a veces a favor y a veces en contra. Lo tome como regla, lo cual me ayudó en mi vida de jugador amateur e hincha. Pero como toda regla tiene su excepción, comencé a buscarla hasta que la encontré: primero a nivel continental en el año 1965, y varios años más tarde a nivel mundial. Dos instancias claves que dejaron un pesado manto de sospechas.
En esta oportunidad vamos a referirnos al 27 de noviembre de 2001 en virtud de jugarse la final intercontinental entre Boca Juniors y Bayer Munich, dirigida pésimamente por el impresentable árbitro danés Kim Nielsen, quien fue designado a dedo por la UEFA a sugerencia del club aleman. 
No bien terminado el partido, las declaraciones acerca de la actuación de los futbolistas y del arbitro realizadas por los protagonistas y por los ajenos no tardaron a en llegar. Las críticas mas moderadas partieron del DT de Boca quien una vez mas dio muestras de como se juegan las finales: Con el corazón caliente y la cabeza fría. El Virrey  se mostró orgulloso de su plantel que dejó todo en la cancha defendiendo el título intercontinental ganado el año anterior, también en Japón y prefirió morderse los labios cuando le consultaron sobre el arbitraje: "...esta derrota por un gol es bastante rara, hace que me sienta muy orgulloso de este grupo de jugadores y estoy seguro de que le van a seguir dando muchas alegrías a Boca", pero agregó: "Prefiero no dar una opinión sobre el árbitro porque tendría que decir lo que no pienso...". 
En el plantel los testimonios coincidieron en la parcialidad del árbitro. Camino al micro, hablaron los referentes. “...vi que al arbitro también le dieron una medalla, solo le falto dar la vuelta con los alemanes...” decía Chicho. Y continuaba diciendo: "...estamos tranquilos, aunque a uno le metan la mano al bolsillo. La mentalidad del equipo era jugarnos la final mucho más cuando nos quedamos con uno menos. Hemos dejado todo en la cancha. Estamos tristes, pero nos volvemos a casa con la frente alta...". Por su parte, Cordoba afirmaba “...no se si nos robo, pero si que nos condiciono...”.Mientras tanto Traverso era mas duro aun diciendo “...hablando mal y pronto, nos metió un dedo en el culo...”.
Los más exaltados fueron los hinchas. En esa condición hablo Diego Maradona quien sí hizo referencia a la actuación del árbitro danés Kim Nielsen y afirmó que “....Boca murió de pie...”, y añadió: "...esta copa no era para Boca porque estaba decidido por el árbitro...". El ex jugador de Boca reconoció que sintió una emoción muy grande con las imágenes posteriores al partido, que reflejaban el llanto de Juan Román Riquelme, en tanto expresó que "...este equipo respetó la ilusión de todos los hinchas de Boca y esto no se olvida jamás...". Sobre la actuación del árbitro, Maradona directamente lo responsabilizó por la derrota, indicando que "...lo que le hicieron a Riquelme, lo que le pegaron a Román, fue una verguenza. La ilusión que tenía toda la hinchada de Boca se ve frustrada por todo lo que hizo el árbitro como para que Boca no atacara. Se veía que esto no era para nosotros, estaba decidido por el árbitro...", concluyó Diego.
Los que vieron el partido desde una posición neutral coincidían en la flojísima actuación del árbitro. La prensa deportiva europea señaló casi con unanimidad  que el gol decisivo del ghanés Samuel Kuffour estuvo viciado de nulidad, justificando de alguna manera los reclamos de los jugadores argentinos.
El diario italiano Corriere dello Sport. calificó con dureza la calidad del partido (“feo, aburrido”), y destacó que el gol decisivo de Kuffour fue irregular: “...Hubo una infracción previa de los alemanes antes que el ghanés depositase el balón en la red, y tenían razón los argentinos cuando reclamaron vivamente por el nuevo fallo contrario que les propinó el danés Kim Nielsen...”. En términos parecidos se pronunció La Gazzetta dello Sport.
Por su parte, el diario español Marca sostuvo que “...Delgado fue de la gloria a la tragedia...” y añadió que, con diez hombres, “...Boca no pudo sorprender más con el contragolpe, al tiempo que el árbitro danés Nielsen daba una fuerte mano a los alemanes, ya que no castigó nunca a los tres jugadores del Bayern que durante los 90 minutos sometieron a un desleal acoso a Juan Román Riquelme...”.
Desde la vereda de enfrente,  los alemanes prefirieron no hablar del arbitraje salvo Hoeness quien en desafortunadas declaraciones desestimó las quejas de los argentinos sobre el papel del árbitro danés: "...Menos mal que estaba despierto y se dio cuenta de lo que buscaban los argentinos...". El manager del club alemán criticó el juego de los argentinos: "...Es conocido, siempre hacen lo mismo. En el mano a mano, buscan la falta y se dejan caer. Son muy buenos actores. Tratan de tomar desprevenido al árbitro y menos mal que éste no cayó en la trampa...". Lamentables, poco felices y discriminatorias fueron   las  declaraciones del alemán al relacionar a los argentinos con una cualidad negativa (buscar la falta y dejarse caer). Parece haber visto otro partido,  al justificar la pésima actuación del danes.
Lo cierto es que la actuación de este pésimo árbitro pesetero e hijo de mil putas le hizo perder el partido a Boca ya que no midió con la misma vara  jugadas del mismo tenor. En otras palabras,  aplico  criterios distintos en idénticas jugadas de acuerdo al color de la camiseta. Era como si, por ejemplo,  ante una infracción de un jugador de Boca, aparecía un Castrilli, justiciero y vengador, aplicando con extrema dureza el reglamento. Por el contrario, cuando la falta era cometida por un aleman, aparecía un Pancho Lamolina  con su clásico siga-siga que acá no ha pasado nada. Insólito para el juez que debía impartir justicia uno de los partidos mas importantes del año. 
Cometió errores de todo tipo para un arbitro internacional. Hizo  todo lo que un juez no debe hacer,  siendo el  protagonista del juego, dejándose influenciar por los jugadores, convalidando un gol totalmente ilícito y lo que es peor e imperdonable juzgar las jugadas con distintos criterios. 
Porque puedo entender que eche de la cancha a un jugador a los 40 minutos del PT -que no pegó una sola patada- en un exceso de reglamentarismo o que convalide un gol viciado de nulidad pensado que no vio por estar pésimamente ubicado como lo cargaban a Córdoba en el área chica o como Elber lo tomaba a Clemente para que Kuffour haga el gol. Pero no puedo entender, por qué cuando tuvo que aplicar el reglamento ante la acumulación de patadas que los alemanes le daban a Riquelme se hizo olímpicamente el pelotudo no lo aplicó y los alemanes jugaron todo el partido con 11 jugadores, a pesar de que al menos dos ellos debieron irse a los vestuarios promediando el segundo tiempo. Que haya juzgado las infracciones con distinta vara de acuerdo al equipo que  la cometía  es lo que es verdaderamente inadmisible, imperdonable e impresentable para quien se precie de ser árbitro en un partido de fútbol, esté dirigiendo la final del mundo o un partido de solteros contra casados después del asado, lo cual me hace pensar que le habían pagado una buena cantidad de euros y que no tenia la capacidad suficiente para dirigir aquel partido. 
La dureza del reglamento sólo fue aplicada con los jugadores de Boca. Muy difícil es jugar 12 contra 10 más si uno de los doce es quien debe impartir justicia. Con sus fallos siempre a favor del equipo alemán, inclinó la cancha, arrinconando a Boca en su arco, que aguantó hasta donde pudo. Decía Página 12 ”...Boca jugó con gran personalidad la parte final. Lejos de acorralarse contra Córdoba, intentó hacer control de balón. Y para esta tarea nada mejor que un especialista, Riquelme. El talentoso volante puso la pelota bajo la suela y los nervios invadieron al conjunto alemán que apeló a sistemáticas faltas para frenar la habilidad del "10". Todo con la permisividad del danés Milton Nielsen. Con Román como abanderado, el equipo de Bianchi aguantó heroicamente con un hombre menos y llevó la definición al alargue...".
Tuve que aguantarme que los “contras” me mandaran a llorar a la Iglesia y que me dijeran que fue un partido más dentro de las reglas pero, para mi, este fue, sin lugar a equivocarme, la excepción que confirmaba mi regla y que gracias a la actuación de este sorete de luto árbitro, mi sueño de ver a Boca Campeón Intercontinental nuevamente, se haya convertido en pesadilla. 
“Los árbitros se equivocan parejo, a veces a favor y a veces en contra” les digo a mis hijos, a modo de consuelo, cuando un fallo arbitral injusto los perturba. Ojalá lo tomen como regla ya que seguramente les sirva en su vida de futbolistas amateur (?) e hinchas. Ahora eso si, que la excepción la encuentren ellos. 
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Autor Ardiyita