El 8 de noviembre de 1992, la fecha 13 del Apertura puso al Boca puntero del campeonato frente a una prueba de fuego: un Estudiantes de hacha y tiza que venía a matar por el puntito. Y todo lo áspero que se veía venir en la previa quedó confirmado de arranque nomás.
Porque el partido empezó con todo. El Pincha raspando a lo loco de la mano de Iribarren, Prátola, Ochoaizpur, Peinado y Erbín. Y Boca, con nenes de la talla de Giunta, Cabañas, Mac Allister y Marchesini, no se iba a quedar de brazos cruzados. A los seis minutos el golazo del Chino Tapia con un tiro envenenado en el arco que da al Riachuelo y enseguida un cruce furioso. De los tantos que iba a tener el partido.
Tras un pelotazo que cayó en el área de Estudiantes, Martínez fue a luchar la pelota, pero la rápida salida de Yorno cortó el avance. Pese a eso, Manteca se tiró abajo a luchar. El arquero Pincha se enojó, se paró y hasta se plantó. Y el uruguayo lo peinó a la gomina escupiéndolo en la cara. Obviamente Demaro venía a la carrera de lejos y trató de salvar las papas con una amarilla para los dos. Pero la cosa siguió. Yorno, sacado, le puso la mano en la cara a Manteca y lo empujó tipo cachetada. Se armó un remolino, hubo manotazos y los protagonistas se prometieron venganza. Todo decorado con insultos al por mayor. Pero, lamentablemente (?), no hubo segundo round.
Porque al Manteca le habían tomado la patente y un rato después, el Ruso Prátola lo cruzó contra el lateral que daba a Socios metiéndole un codazo en la cara. Y aquí terminó de desbarranzar la actuación del árbitro al expulsar a Prátola pero también a Martínez. La roja al uruguayo dejó a Yorno sin rival para lo que prometía ser un buen catch al primer centro que cayera en el área.