Es sabido que hay jugadores que son hijos del rigor, jugadores que son hijos de jugadorazos, jugadores hijos de una gran puta y hoy inauguramos un nuevo rubro: jugadores hijos de La Volpe. Así que le damos la bienvenida a Andrés Franzoia.
Un interesante proyecto de volante ofensivo surgido de las inferiores boquenses y que, como tantos otros casos, vio malograda su trayectoria al punto de tener que cazar los bártulos y llevar su vértigo a clubes como Huracán, Rosario Central y en la actualidad,Arsenal de Sarandí. Entre la larga lista de excusas que conspiraron contra nuestro homenajeado hay una que garpa mucho: para bien (?) o para mal, quedó pegado a Ricardo La Volpe, su mentor.
De ahí que su velocidad y técnica hayan sido puestas al servicio de la causa (?) y su desempeño como carrilero durara lo que duró Bigotón. Repasemos.
Debut con Chino Benítez en la fecha 15 del Clausura 2005 al entrar faltando tres minutos por Baigorria en el 0-0 contra Estudiantes en la Plata. Llegada de Basile y freezer absoluto, dada la poca debilidad de Alfio por los juveniles. Nueve minutos consagratorios en una reaparición consagratoria a más de un año de su debut: fue el 27 de agosto de 2006 anotando el sexto gol en la histórica paliza 7-1 al Cuervo en el Nuevo Gasómetro por la cuarta fecha del Apertura. Secuestro de Basile por parte de Don Julio y desembarcó de La Volpe. Y como Bigotón puso patas para arriba la casa (?), Franzoia de buenas a primeras pasó a los primeros planos. Ojo que jamás jugó un partido entero. Siempre minutos aislados pero con la certeza de ser el primer recambio al que recurría el técnico cuando quería castigar a Dátolo buscar variantes.
Así fue como entró en los minutos finales en las angustiosas tardes frente a Belgrano en el Chateau, Lanús en la Bombonera y Estudiantes en cancha de Vélez. De hecho en esa jornada en Liniers fue quien reemplazó a Matías Cahais tras el segundo gol Pincha. Un cambio que pareció más un castigo al defensor que una chance para Franzoia.
Pasada la debacle vinieron seis largos meses para jugar apenas unos minutos en cancha del Grana por la fecha 19 del Clausura 2007. Con el San Lorenzo de Ramón ya consagrado, Russo mandó un muletto al Sur y empató 0-0. La prioridad era, obviamente, el viaje a Porto Alegre para usar pantalones amarillos y de paso abrochar la sexta Libertadores.
Tras esa fría tarde, 16 partidos oficiales, un gol y quedar pegado a un escenario más que negativo, vio con buenos ojos seguir su carrera en otros equipos.