Tremendo, descomunal, impresionante, bestial. Todo eso y por qué no de pedo totalmente fuera de contexto, fue el golazo de Sebastián Rusculleda a San Lorenzo en el estadio mundialista de Mar del Plata. Un misil teledirigido desde 30 metros que no sólo aseguró el triunfo 2-0 ese 22 de enero de 2006, sino que también sirvió para que Basile siga haciendo cartón lleno (?) con la obtención de una Copa de Verano. Pero lo que más nos importa en este caso, es que el gol en cuestión sirvió como carta de presentación para nuestro homenajeado. Primero por la precisión y potencia de su disparo. Segundo, porque había entrado al campo de juego apenas un minuto antes y ya con el tiempo cumplido para reemplazar a Neri Cardozo. Y tercero, por su acrobático festejo dando una doble mortal que fue tapa del pasquín diario deportivo más conocido.
Ojo que ya había debutado unos meses antes, en septiembre de 2005, cuando Boca viajó a Colombia para medirse con el Once Caldas por la final de la Recopa. El Tigre no jugó ni medio minuto en esa parada chivísima que tuvo Boca, pero fue de la partida en el amistoso disputado contra Millonarios en el Campín de Bogotá para juntar fondos en la lucha contra el narcotráfico. Amistoso que terminó en derrota 1-2.
Pero vuelta olímpica va, vuelta olímpica viene, el verano de 2006 le dio algo de rodaje aunque ínfimo. Sabida es la poca inclinación de Basile a rotar sus once de memoria, así que tanto Rusculleda como otros pibes de las inferiores quedaron en el fondo del mar (?).
Fue parte del plantel que obtendría el bicampeonato local antes del Mundial de Alemania, viajó a la pretemporada, pero intuyendo que Coco Basile se quedaría a vivir en Boca con tanto campeonato ganado, armó los bolsos y agarró viaje para irse a Quilmes sin siquiera haber debutado oficialmente. Así que sus fojas cuentan con sólo 4 partidos amistosos. Intuyó mal, ya que a los pocos meses Grondona se encaprichó con llevarse a Alfio, Macri obedeció y terminó cayendo como paracaidista Ricardo La Volpe. Sucesión de hechos que tal vez hubieran convertido a Rusculleda en un volante soldado del Bigotón, como el recordado (?) Franzoia.
Lo cierto es que sus comienzos en las juveniles de Talleres, su llegada a Casa Amarilla para integrar las inferiores boquenses y el préstamo al Ajax de Holanda para ponerse a las órdenes de Louis Van Gaal, quedaban como parte del pasado. Y el futuro ya no se dejaría ver tan promisorio. Tras haber sido comprado por un grupo inversor, le marcó un gol a Boca en la Bombonera jugando para el Cervecero pero igual se fue a la B. Pasó a préstamo a Tigre y de ahí salió catapultado al Queens Park Rangers inglés pero se terminó cayendo el pase por la letra chica del contrato (?). Volvió a Victoria silbando bajito pero no quisieron saber nada con hacer uso de la opción. Cosa que lo terminó arriando a San Lorenzo, donde no jugó casi nada, se lesionó feo y hasta inhibió al club azulgrana por falta de pagos.