Temeraria jugada la de Vinos Maravilla. No tanto por decidirse a sponsorear la camiseta de Boca, cosa que pasaba por primera vez en la historia del club y dejaba su imagen de marca (?) en un club que institucionalmente iba tobogán abajo. Lo verdaderamente arriesgado fue poner todas las fichas en un pleno a suerte o verdad: debutar en un superclásico contra River. Con todo lo que eso implica en términos de mufez (?).
Ya dirán algunos que era por una copita de verano en Mar del Plata, pero recordemos un dato clave: durante los ochenta esas copitas eran el pan de cada día para Boca. Y un Boca - River, por lo menos hasta que River se fue a la B, siempre fue un Boca - River, el choque entre los dos equipos más grandes de la Argentina. Por supuesto aquel sábado 26 de febrero de 1983 en el estadio Minella, no fue la excepción.
Tribunas con bastante más gente de Boca que de River y un tema que con la salida de los equipos a la cancha, se robó todos los flashes: buscar a J.J. López en el banco de suplentes de Boca. El Negro ni se animó a saludar a la tribuna de Boca pero se aprestaba a entrar en el segundo tiempo por el Chino Benítez y jugar un buen partido. Ah, y a gritar el segundo gol de Boca, tres minutos después de su ingreso, con alma y vida. Así se hace.
Cuando las miradas abandonaron a JJ, recién ahí Vinos Maravilla acaparó todo el protagonismo. La camiseta de Boca se convertía por primera vez en un cartel publicitario. Y cómo habrá sido de movilizante la cosa, que al minuto nomás Bulleri se cruzó a Gareca y le hizo un gesto por demás claro: con su dedo pulgar y los otros cerrados, se señaló la boca sugiriéndole al Tigre cierta afición por las bebidas espirituosas. Gareca recogió el guante y le devolvió otro gesto: mano cerrada sobre palma abierta. Cash. Es verdad, Boca cobraría plata por portar Vinos Maravilla, Plata que iba a cubrir nada más y nada menos que el 90% de los sueldos de los jugadores hasta fines de ese 1983.
El arreglo le costó a Vinos Maravillas mejorar en 250 millones de pesos su primera oferta, ya que Hitachi estuvo a un pelito de ganar la pulseada.
La noche terminó diez puntos tanto para Boca como para el nuevo auspiciante. Con goles de Krasouski mediante un sablazo al minuto de juego y el Gringo Berta, Boca ganó 2-1 y privó a River de llevarse la Copa.