Agitados días extrafutbolísticos los de Boca allá por comienzos del año 2000. Porque lo que es dentro del campo de juego, el equipo de Bianchi marchaba firme y a paso redoblado hacia objetivos inimaginables meses atrás: meter triple corona de Libertadores, Apertura e Intercontinental para cerrar un año a toda orquesta. Claro que en el medio hubo bastante basura debajo de la alfombra.
Durante los primeros meses de 2000 la CD tomó la firme decisión de no entregar más entradas a la barra brava. Cosa que puso en estado de alerta y movilización a los muchachos. Primero por verse impedidos en su costumbre de entrar gratarola a la Bombonera. Y segundo, cuando cayeron en la cuenta que la reventa iba a empezar a dejar fortuna pero no en sus bolsillos sino en otros. Cortado el chorro, los bombos empezaron a sonar para quejarse largo y tendido.
Así pudo verse climas de tribuna enrarecidos durante mayo en los históricos choques contra River por la Libertadores. Pero el mar de fondo siguió creciendo hasta límites insospechados, como el de hacer suspender a propósito el partido contra Ñuls en Rosario para que Boca pierda los puntos. Una pinturita (?). Si encima vemos que el Tribunal quitó puntos y el que terminó siendo campeón fue River, la jugarreta no daba para recordarla muy simpáticamente.
La obtención de la Copa pareció calmar las aguas, pero con el comienzo del Apertura, la guerra hizo volar esquirlas para todos lados y casi ningún protagonista del mundo Boca se mantuvo neutral. Empezaron los insultos directos contra Macri y hasta hubo escalinatas vacias y meetings (?) en la tribuna Natalio Pescia a modo de protesta (foto). La cuerda se tensó aun más.
Macri trató de hacerse el boludo de minimizar el tema pero cuando la barra lo insultó a viva voz contra Olimpia por la Mercosur, tuvo que blanquear definitivamente la situación: "...a nadie le gusta que lo insulten, pero es parte de lo que puede suceder por ser el presidente de Boca. Igual, estoy tranquilo porque sé que estamos haciendo las cosas como corresponde. Nada más...".
Lo que hasta ese momento era un claro enfrentamiento entra dirigencia y barras, como los hubo de cientos a lo largo de la historia del fútbol, terminó derivando en un hecho inédito ocurrido el domingo 17 de septiembre de 2000: una guerra declarada entre la barra brava de Boca y el resto de los hinchas presentes en la Bombonera.
Antes del arranque del partido en cuestión, contra Almagro por la séptima fecha del Apertura, hubo tiempo para la entrega de panfletos por parte de los barra brava. Un comunicado que estaba firmado por el "Jugador Nro. 12" y trataba de explicar por qué se dejaba un hueco vacío en el medio de la segunda bandeja: "La dirigencia actual, pese a tener bien el club, se olvida de la fiesta del domingo. En otros partidos, las hinchadas entran banderas largas, sombrillas, bengalas, papelitos y nadie dice nada. Y eso, todos lo saben, es porque algún directivo capacitado y frontal colabora con la fiesta sin hipocresías. Mientras tanto se le siguen dando entradas a diputados, empresarios y amigos y hoy no hay populares para los que se bancaron las malas, para los hinchas a los que los mismos dirigentes les pedían que fueran a la cancha cuando no se ganaban campeonatos".
Como el partido contra Almagro ya a los 23 minutos del primer tiempo estaba definido gracias a los goles de Palermo de penal y el Chelo Delgado, los segundos cuarenta y cinco minutos fueron un embole armado entre lo que te frizaba los 2-0 los Boca de Bianchi y la impotencia del Tricolor. Así que para matar el aburrimiento, los que dieron el puntapié inicial fueron los de la barra cantando "...ay, ay, ay, ay / qué risa que me dan / si no canta la Doce / esto parece un funeral...". En otro contexto tal vez el cantito hubiera pasado de largo, pero el temita (?) de las bombas en Rosario estaba todavía muy latente en el imaginario popular. Así que Socios Sur arrancó una especie de respuesta a la que se terminó acoplando todo el estadio: "...paguen la entrada / la puta que los parió...".
La barra siguió en la suya pero pronto vio como toda la cancha se le venía encima con otro hit: "...ole-lé / ola-lá / si no quieren a Boca / no vengan nunca más". Ya no habría retorno. La segunda bandeja de Casa Amarilla elevó la voz pero se vio superado por la cantidad de hinchas que cantaban en su contra. Así que, fiel a su modus operandis, cayó en la burda amenaza: “...sol y luna, sol y luna, sol y luna, sol y luna, no se hagan los boludos o le copamo’ la tribuna...”. El aviso iba principalmente dirigido a la tribuna de Socios Sur, el motor que encabezó la protesta. Como siguió la guerra y el clima se puso todavía más pesado, la barra dejó un mensaje pensando en lo que iba a pasar siete días más tarde en cancha de Huracán: “...y ya lo ve, y ya lo ve / de visitante / te quiero ver...”. Sin palabras.
La barra, enojada por el tema de las entradas y ya con el dato de que en la próxima Asamblea de Representantes del club se iba a tratar la expulsión como socios de Rafael y Fernando Di Zeo, terminaba de abrirse otro frente de batalla con los hinchas de Boca.
Con el correr de las fechas, el arrasador paso del equipo de Bianchi terminó subiendo a todos al mismo barco y se pudo vivir una especie de pacto de no agresión. De modo que jornadas tan penosas como aquel domingo contra Almagro ya no se verían nuevamente.