El sábado 24 de agosto de 1991 el Boca de Tabárez se ponía de pie tras el nocaut en las finales con Ñuls y comenzaba un nuevo ciclo con la ilusión renovada de ganar el campeonato local. Y el calendario impuso una visita al Viejo Continente. Más precisamente a Florencia, Italia. Allí debía llevarse a cabo un amistoso fruto del espectacular negocio “Batistuta-Latorre-Mohamed-Fiorentina” que de golpe y porrazo convirtió a Boca en un combo superstar (?) de contrataciones llegada en masa. ¿De quién hablamos? De los refuerzos Giuntini, Cabrera, Amato, Boldrini y Mohamed, más Latorre que mordía el polvo de la derrota y tuvo que desarmar los bolsos y quedarse.
Con este escenario, la verdad es que Boca fue tratado a cuerpo de rey. Cincuenta mil dólares de cachet, todos los gastos pagos, concentración en el espectacular Sheraton Firenze y una expectativa tremenda de los tifosi por ver a “sus” jugadores Latorre y Mohamed. Igual ojo que en la Plaza della Signoria se vivieron momentos de mucha confusión cuando un grupo de florentinos corrieron y acorralaron a Navarro Montoya y Soñora y les pidieron autógrafos al grito de “...quelli sono Latorre e Mohamed...”.
Mohamed, desfachatado no sólo para vestirse, vendió un poco de humo ni bien llegó: “...estoy a mitad de camino entre Gianluca Vialli y Mancini...”. Bien por la autoestima del Turco. El tema es que el ex Globo era uno de los más buscados por la prensa por ser la reciente incorporación de la Fiorentina comprada en 1.300.000 dólares a Huracán. ¿Y qué hacía con la camiseta de Boca entonces? Había sido prestado a Boca sin cargo y en parte de pago de Batistuta. Los tanos, de boludos, nada.
Otro de los más seguidos era, obviamente, Latorre, luego de su finalmente frustrado arribo a la Fiore. Y el Diego bueno (?) se quiso hacer el superado ante el tema, pero destiló veneno de movida. Ni bien bajó del avión, los periodistas le tiraron una para que luzca: “...¿linda ciudad no, Diego?...”. Pero Gambetita mostró los dientes: “...mmmm, la verdad que no. A mi me gusta otra cosa, otro estilo, Nueva York, Estados Unidos...”.
Luego del tremendo desplante, el capo de la Fiorentina Cecchi Gori, entendió que tenía que hacer buena letra y unos cuantos mimos a Dieguito. Y así fue como le mandó dos pasajes a Florencia a los papás de Diego, los alojó en el Sheraton y les puso un Audi 100 con chofer a disposición. Ah, y como si fuera poco, les regaló pasajes a Nueva York, destino que la familia Latorre tenia previsto visitar.
Recién ahí Latorre se suavizó un poco y cuando tuvo que hablar del partido fue mucho más dócil: “... este partido no tiene nada de especial para mí. O sí, que es fundamental para Boca, porque es iniciar el camino que va a terminar con el título...”.
A la hora señalada, la Curva visitante del Estadio Comunale de Florencia se mostraba colmada por una impresionante cantidad de hinchas de Boca que recibieron al equipo cantando una que nunca pasa de moda: el “...si, si señores, yo soy de Boca, si si señores, de corazón, porque este año, desde La Boca, desde La Boca, salió el nuevo campeón...”. Bien ahí.
Tabárez puso en cancha a Navarro Montoya, Chiche Soñora, Simón, Marchesini, Moya, Claudio Cabrera, Giunta, Pico, Latorre, Mohamed y Boldrini. Boca de entrada presionó arriba y mostró a un Mohamed movedizo que antes de los 15 le sirvió un gol a Boldrini, pero el Marcha la tiró por arriba del travesaño. La jugada fue todo un anticipo de un par más que erraría el delantero en esos cuarenta y cinco minutos.
Con este escenario, la verdad es que Boca fue tratado a cuerpo de rey. Cincuenta mil dólares de cachet, todos los gastos pagos, concentración en el espectacular Sheraton Firenze y una expectativa tremenda de los tifosi por ver a “sus” jugadores Latorre y Mohamed. Igual ojo que en la Plaza della Signoria se vivieron momentos de mucha confusión cuando un grupo de florentinos corrieron y acorralaron a Navarro Montoya y Soñora y les pidieron autógrafos al grito de “...quelli sono Latorre e Mohamed...”.
Mohamed, desfachatado no sólo para vestirse, vendió un poco de humo ni bien llegó: “...estoy a mitad de camino entre Gianluca Vialli y Mancini...”. Bien por la autoestima del Turco. El tema es que el ex Globo era uno de los más buscados por la prensa por ser la reciente incorporación de la Fiorentina comprada en 1.300.000 dólares a Huracán. ¿Y qué hacía con la camiseta de Boca entonces? Había sido prestado a Boca sin cargo y en parte de pago de Batistuta. Los tanos, de boludos, nada.
Otro de los más seguidos era, obviamente, Latorre, luego de su finalmente frustrado arribo a la Fiore. Y el Diego bueno (?) se quiso hacer el superado ante el tema, pero destiló veneno de movida. Ni bien bajó del avión, los periodistas le tiraron una para que luzca: “...¿linda ciudad no, Diego?...”. Pero Gambetita mostró los dientes: “...mmmm, la verdad que no. A mi me gusta otra cosa, otro estilo, Nueva York, Estados Unidos...”.
Luego del tremendo desplante, el capo de la Fiorentina Cecchi Gori, entendió que tenía que hacer buena letra y unos cuantos mimos a Dieguito. Y así fue como le mandó dos pasajes a Florencia a los papás de Diego, los alojó en el Sheraton y les puso un Audi 100 con chofer a disposición. Ah, y como si fuera poco, les regaló pasajes a Nueva York, destino que la familia Latorre tenia previsto visitar.
Recién ahí Latorre se suavizó un poco y cuando tuvo que hablar del partido fue mucho más dócil: “... este partido no tiene nada de especial para mí. O sí, que es fundamental para Boca, porque es iniciar el camino que va a terminar con el título...”.
A la hora señalada, la Curva visitante del Estadio Comunale de Florencia se mostraba colmada por una impresionante cantidad de hinchas de Boca que recibieron al equipo cantando una que nunca pasa de moda: el “...si, si señores, yo soy de Boca, si si señores, de corazón, porque este año, desde La Boca, desde La Boca, salió el nuevo campeón...”. Bien ahí.
Tabárez puso en cancha a Navarro Montoya, Chiche Soñora, Simón, Marchesini, Moya, Claudio Cabrera, Giunta, Pico, Latorre, Mohamed y Boldrini. Boca de entrada presionó arriba y mostró a un Mohamed movedizo que antes de los 15 le sirvió un gol a Boldrini, pero el Marcha la tiró por arriba del travesaño. La jugada fue todo un anticipo de un par más que erraría el delantero en esos cuarenta y cinco minutos.
Tras algunas llegadas más, el segundo tiempo fue otra historia. Boca se quedó sin piernas y la Fiore empezó a acorralarlo. Uno de los más quedados fue el Chacho Cabrera quien no le quedó otra que reconocerlo tras el amistoso: “....la verdad me fundí, llevaba muchos meses sin hacer fútbol..”.
La cosa es que ya con el Bati en cancha, los locales clavaron dos goles a través de Carobbi y Mazinho y sentenciaron la historia. En el final hubo tiempo para un mini-show de Amato quien tuvo dos jugadas impactantes luego de una interminable corrida arrastrando defensores y tras un cabezazo que le sacó el arquero.