Sería bastante caradura bajarle el martillo a un tipo que jugó apenas 24 minutos oficiales en la primera de Boca. Pero como Horacio Antonio Acosta le sumó a eso el primer tiempo de un amistoso, la cosa toma otro color (?) y nos animamos.
Marcador central que nació allá por julio de 1971 en Avellaneda y tras un paso por inferiores correteando como mediocampista central fuerte y rudo, debutó con 21 largos años. Y hay que decir que la ocasión derrochaba felicidad por todos lados. Fue el feriado del lunes 12 de octubre de 1992, apenas veinticuatro horas después de ganarle un partido clave a River por el Apertura, y en el marco de la Copa V Centenario. ¿Qué fue eso? Una copita que juntó al Boca de Tabárez contra el Sevilla de Suker y Maradona. Fue armada a doble partido, el primero en el Chateau Carreras y la revancha a jugarse el miércoles 14 en la Bombonera con un pequeño detalle de color: Diego Maradona jugaría esa noche un tiempo para cada equipo.
Lo cierto es que Acosta formó defensa junto a Aldo Paredes, Marchesini y un joven Arruabarrema durante ese primer partido disputado en Córdoba. Amistoso que no lo jugó completo, ya que el Maestro Tabárez lo sacó en el entretiempo para poner a Cenci. Boca perdió 1-3 y la revancha lo volvería a encontrar perdedor (2-3) y ya sin la participacióon de nuestro homenajeado. Una lástima porque por lo menos seguro hubiera robado un par de fotos al lado del Diego con la camiseta de Boca.
Los meses pasaron, Boca salió campeón luego de once años y el Clausura 93 pareció el escenario propicio para que el equipo se asiente y vaya por más. Pero nada que ver. Estalló el histórico conflicto de Halcones y Palomas, rodó la cabeza del Maestro Tabárez y le tiraron el carbón encendido a Osvaldo Potente para que asuma la dirección técnica en forma interina.
En ese clima y con un tapado a punto de asumir el cargo, Boca fue el 16 de mayo hasta la cancha de Independiente a tratar de ganar el clásico y cortar una molesta racha de cuatro partidos sin triunfos. Luego de un trámite picante y con el xeneize ganando 1-0 con un terrible golazo al ángulo del Manteca Martínez la cosa se desbandó a partir del minuto 20 del segundo tiempo. Anibal Hay se puso nervioso, echó a Mac Allister y Potente, apurado por rearmar la defensa, lo metió a Acosta de una en reemplazo del Betito Carranza. Así las cosas, la línea de fondo quedó con Medero de cuatro, Simón de dos, Moya de seis y el pibe nuevo que debutaba oficialmente de tres. El partido pareció controlado, pero los minutos finales trajeron el empate del Rojo, la expulsión de Blas Giunta y lo que sería entonces el debut y despedida de Horacio Acosta con la azul y oro en el pecho.
Tras esos casi setenta minutos en total, jamás volvió a tener chance alguna y a partir de la temporada siguiente recorrió el ascenso con camisetas para todos los gustos: All Boys, Juventud Antoniana, San Miguel e Independiente Rivadavia de Mendoza. Ojo que supo viajar al exterior y volver a vestirse de azul y amarillo formando parte de la defensa del Sportivo Luqueño de Paraguay.
Marcador central que nació allá por julio de 1971 en Avellaneda y tras un paso por inferiores correteando como mediocampista central fuerte y rudo, debutó con 21 largos años. Y hay que decir que la ocasión derrochaba felicidad por todos lados. Fue el feriado del lunes 12 de octubre de 1992, apenas veinticuatro horas después de ganarle un partido clave a River por el Apertura, y en el marco de la Copa V Centenario. ¿Qué fue eso? Una copita que juntó al Boca de Tabárez contra el Sevilla de Suker y Maradona. Fue armada a doble partido, el primero en el Chateau Carreras y la revancha a jugarse el miércoles 14 en la Bombonera con un pequeño detalle de color: Diego Maradona jugaría esa noche un tiempo para cada equipo.
Lo cierto es que Acosta formó defensa junto a Aldo Paredes, Marchesini y un joven Arruabarrema durante ese primer partido disputado en Córdoba. Amistoso que no lo jugó completo, ya que el Maestro Tabárez lo sacó en el entretiempo para poner a Cenci. Boca perdió 1-3 y la revancha lo volvería a encontrar perdedor (2-3) y ya sin la participacióon de nuestro homenajeado. Una lástima porque por lo menos seguro hubiera robado un par de fotos al lado del Diego con la camiseta de Boca.
Los meses pasaron, Boca salió campeón luego de once años y el Clausura 93 pareció el escenario propicio para que el equipo se asiente y vaya por más. Pero nada que ver. Estalló el histórico conflicto de Halcones y Palomas, rodó la cabeza del Maestro Tabárez y le tiraron el carbón encendido a Osvaldo Potente para que asuma la dirección técnica en forma interina.
En ese clima y con un tapado a punto de asumir el cargo, Boca fue el 16 de mayo hasta la cancha de Independiente a tratar de ganar el clásico y cortar una molesta racha de cuatro partidos sin triunfos. Luego de un trámite picante y con el xeneize ganando 1-0 con un terrible golazo al ángulo del Manteca Martínez la cosa se desbandó a partir del minuto 20 del segundo tiempo. Anibal Hay se puso nervioso, echó a Mac Allister y Potente, apurado por rearmar la defensa, lo metió a Acosta de una en reemplazo del Betito Carranza. Así las cosas, la línea de fondo quedó con Medero de cuatro, Simón de dos, Moya de seis y el pibe nuevo que debutaba oficialmente de tres. El partido pareció controlado, pero los minutos finales trajeron el empate del Rojo, la expulsión de Blas Giunta y lo que sería entonces el debut y despedida de Horacio Acosta con la azul y oro en el pecho.
Tras esos casi setenta minutos en total, jamás volvió a tener chance alguna y a partir de la temporada siguiente recorrió el ascenso con camisetas para todos los gustos: All Boys, Juventud Antoniana, San Miguel e Independiente Rivadavia de Mendoza. Ojo que supo viajar al exterior y volver a vestirse de azul y amarillo formando parte de la defensa del Sportivo Luqueño de Paraguay.